Nunca máis y la fea durmiente

¡Hola Carbonian@s!

El otro día fui al teatro a disfrutar de N.E.V.E.R.M.O.R.E. del Grupo Chévere, Premio Nacional de Teatro 2014. Como es costumbre, no defraudan. Y eso que el tema es de los que te dejan el corazón encogido. Nada menos que el desastre del Prestige en 2002. Este año se cumplirán veinte ya, y todavía se me pone la piel de gallina. Mientras un teatro a rebosar reía y lloraba a partes iguales, los recuerdos de aquellos días de noviembre, me llevaron de nuevo al desastre, a la desazón. A la impotencia.

NUNCA MÁIS

A las 15:10 horas del 13 de noviembre de 2002 el capitán Mangouras oyó un fuerte golpe. Diez minutos después, el fuel salía por las escotillas de cubierta. Esa semana, fui y volví de un Seminario que se celebraba en Gandía. El temporal era terrible. En la ida, me quedé sin maleta. A la vuelta, el 16 de noviembre, mientras el Prestige iba soltando unos “hilillos de plastilina”, el avión, incapaz de aterrizar en Vigo, se dirigió a Santiago sin tocar tierra y de igual manera a Madrid. No quedó otra que volver a casa con nocturnidad y en autobús.

Mientras, la marea negra llegaba a las playas entre Finisterre y Touriñán. Yo estaba embarazada de la hija que, el otro día en el teatro, aguantó las ganas de llorar (cosas de la edad). Pero que, en dos horas, sintió lo que nosotros durante esos días y los que les siguieron.

Simplemente impresionante

De vuelta a la realidad

N.E.V.E.R.M.O.R.E. se gestó cuando desde algunos hospitales de la costa de Galicia, al inicio de la pandemia, se pidió a la población que buscase material del Prestige. No disponían de EPIs suficientes. Los vecinos se presentaron con monos blancos, guantes, gafas, máscaras. La relación entre esa catástrofe y la pandemia, además de terminológica, pues en ambas hubo olas que arrasaron lo que se les puso por delante, es visual.

Desde el 13 de marzo de 2020, día en el que se anunció el estado de alarma, la pandemia nos ha dado muy poco respiro. No sé vosotr@s, pero yo estoy un poco como las @tanxugueiras en Averno —E vaite de aí(e), xa podes marchar(e)… —, en la línea del  —Si me queréis, irse— de Lola Flores, pero en galego, que es más riquiño 😉

La fea durmiente

Para ponerlo peor, la semana pasada leí una noticia sobre los virus durmientes que se despiertan con el covid. Virus zombis latentes, los llamaban. Ya me conocéis, si en una noticia sobre una investigación científica aparece la palabra zombi, tienen toda mi atención. El caso es que se trata de retrovirus de enfermedades pasadas y que podrían, según los autores del preprint (un artículo que todavía no está revisado) estar relacionados con respuestas inmunes exageradas. Relacionan el Covid Persistente con la activación de retrovirus endógenos. Vamos que estos retrovirus estarían en nuestro organismo, como la fea durmiente, esperando un beso que los despierte.

Un cuento estupendo. Una vuelta de tuerca al cuento tradicional 😉

Encontré más información sobre esto en otro artículo publicado en 2021, en el que analizan casos clínicos de pacientes con Covid persistente. Una de las conclusiones es que la persistencia del virus puede ser el origen de un estado inmunocomprometido que causa que, en muchos pacientes, se reactiven otros virus latentes como Epstein-Barr, citomegalovirus (ambos causantes de mononucleosis infecciosa o enfermedad del beso, irónico ¿no os parece?) y herpes zóster. Todos ellos pertenecen a la familia de los herpes. Una de esas familias que no echas ni con agua caliente. Si es que hasta tienen canciones, como esta de Aerolíneas Federales.

Resumiendo, con el permiso del maestro Sabina

Parece ser que este virus del averno, podría permanecer latente en nuestro organismo y reactivarse cuando se den las condiciones adecuadas. —¿Y cuáles son esas condiciones? — os preguntareis.  Pues las de siempre, estrés, otra enfermedad, ganas de fastidiar…

Y es que en autopsias se ha detectado en múltiples órganos: pulmones, faringe, corazón, hígado, cerebro y riñones. ¡El muy hijo de su madre es un virus sistémico! Y también tiene canción… —Señor, dame paciencia—. La canción es horrorosa, pero mi reino por bailarla con amigos y sin mascarillas.

Lo importante es continuar investigando. Cuanto más conocimiento tengamos de los mecanismos que intervienen en el covid persistente, más mejorará la vida de los que lo sufren. Como reivindican en la peli La guerra del mañana (2021) —Lo que más necesita el mundo son científicos— y como decimos en Galicia —Malo será—. Que viene a ser un ya vendrán tiempos mejores.

In memoriam

La carbonoticia de hoy tiene un poso de Negra Sombra. No era mi intención, pero es difícil abstraerse. Los gallegos estamos de luto, los marineros del Villa de Pitanxo y sus familias están en nuestros corazones.

Me despido hasta la próxima

#SinCienciaNoHayFuturo

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