Médicos y albéitares (segunda parte): Las zoonosis

Mi reciente estancia en Córdoba, de la que ya escribí en mi anterior entrada, me dio para mucho. No solo aumenté conocimientos, también pude catar jamoncito muy rico, degusté salmorejo… y dos entradas para este blog. Aquí va la segunda.

Ya conté en la anterior carbonoticia mi paseo por la Judería para visitar los monumentos de Averroes, Al Gafequi y Maimónides. Pero el paseo no acabó ahí y ya por la tarde seguí caminando hacia el lugar del Congreso (a unos cinco kilómetros de la ciudad). En las afueras de Córdoba me llamó la atención un edificio muy bonito: La antigua Facultad de Veterinaria, hoy rectorado de la universidad. Sus arcos de herradura, como los de la mezquita, apuntan su estilo neomudéjar.

Estatua en honor de Rafael Castejón y Martinez Arizala en Córdoba.

En el jardín de este edificio me encontré casualmente con otra estatua que complementaba el recorrido que había hecho esa mañana: un monumento dedicado a Rafael Castejón y Martínez Arizala (1893–1986), catedrático de enfermedades infecciosas. Además de veterinario fue médico, historiador, arabista, periodista y político. Seguro que conocía muy bien a sus tres paisanos y al igual que los sabios andalusíes también fue perseguido por sus ideas. Aunque casi mil años después, sus vidas tuvieron algunos paralelismos. 

¿Conocéis los hakas del equipo de rugby neozelandés de los “All Blacks”? Consisten en gritos y gestos con los que intentan atemorizar a sus adversarios. En mi época de estudiante, a modo de haka, el equipo de rugby de la facultad tenía su propio grito de guerra para utilizar en los partidos: ¡Peste carbunco y rabia, aúpa Veterinaria! Y aunque en el campo no fuesen los mejores precisamente, su grito nombrando estas tres terribles enfermedades “acongojaba” al rival. Se trata de las tres más clásicas *zoonosis, de las que hay casi unas doscientas descritas. Os resumiré esas tres a continuación:   

Portada del 40 aniversario del CRAT de Miguel Camarero Suanzes

-La peste causada por Yersinia pestis la adquiere el hombre de las ratas a través de la picadura de las pulgas. Las epidemias de peste causaron millones de muertos hasta que en el renacimiento se mejoró la higiene y se implantaron medidas de cuarentena.

-El carbunco o ántrax causado por Bacillus antracis, cuyas esporas resisten durante decenios en la tierra de los llamados “campos malditos”. Una vez ingeridas por los rumiantes, eclosionan en su torrente circulatorio provocando la enfermedad. Su infección es fatal y se disemina a otras tierras donde los carnívoros esparcen los restos de sus presas.  

-La tercera es la rabia, que está causada por un virus presente en el cerebro y la saliva de animales rabiosos y se contagia por su mordedura. En España y en la mayoría de países occidentales está erradicada gracias a la vacunación de los perros desarrollada por Pasteur.

Los veterinarios velamos para evitar la propagación de estas y otras zoonosis, y junto a médicos y farmacéuticos somos uno de los tres pilares de la sanidad. Esta es nuestra tarea más sagrada. Estudiamos y conocemos bien las enfermedades infecciosas o parasitarias, muy especialmente las que se transmiten al hombre. No olvidemos que el lema de la medicina veterinaria es “Hygia Pecoris, Salus Populi” (la higiene del ganado, la salud del pueblo).

Y mi amigo Eduardo, ganadero da Terra Cha en Lugo, está vivo gracias a eso. Eduardo en 2018 tuvo un ictus, precedido de fiebre, dolor muscular, cuadros encefálicos, cardiacos y hepáticos. El diagnostico de los médicos fue de meningitis. Se instauró un tratamiento con antibióticos incluidos, pero Eduardo no mejoraba.  

Su hija Bea (que es veterinaria) insistió al médico que lo atendía en que los síntomas apuntaban a la enfermedad de Lyme provocada por Borrelia. El facultativo, aunque poco convencido, pidió las pruebas pertinentes y los resultados del aislamiento confirmaron Borrelia y además Coxiella burnetii, agente de la Fiebre Q. Su hija también sugirió un cambio del tratamiento antibiótico basado en los habituales en el vacuno contra estas infecciones. Y aunque poco a poco, Eduardo empezó a mejorar. En la actualidad, y ya jubilado, todavía sigue echando una mano en la explotación familiar. Tiene 69 años y una calidad de vida razonablemente buena.  

Al parecer todo empezó por una picadura de una garrapata a la que nadie le dio importancia. Era la minúscula Ixodes scapularis, garrapata del ciervo o de patas negras, que es el principal **vector de la Borrelia. Las garrapatas adquieren la bacteria de otros mamíferos como rumiantes domésticos o salvajes y de los roedores. Además, y debido al cambio climático las garrapatas siguen activas ahora también durante el invierno, reproduciéndose mucho más que antes.

He hecho este dibujo para que comparéis el tamaño de Ixodes scapularis (macho y hembra) con la uña de un dedo.

La Fiebre Q se llama así pues se tardó muchos años en saber su causa y de ahí lo de “Query fever” (fiebre interrogante) o simplemente Q. Además de mediante las garrapatas, se puede contagiar por vía alimentaria o en los partos (donde se elimina al aire en gran cantidad). Al respirar estos aerosoles, gotas de moco con bacterias en suspensión, la Coxiella entra en las vías respiratorias provocando la infección. Estos aerosoles se producen en abundancia durante los partos como producto de los líquidos expulsados.

Como curiosidad, hace unos años aparecieron muchos casos de Fiebre Q en granjas- escuela donde se permitía que los niños presenciaran el parto de una oveja o una cabra. Esta actividad, aunque muy interesante desde el punto de vista pedagógica, actualmente está totalmente prohibida.

No solo los ganaderos y veterinarios constituyen grupo de riesgo. Montañeros, corredores de campo a través o senderistas en general son víctimas potenciales de las garrapatas. Estos ácaros aguantan años latentes, sin alimentarse, sobre la punta de una hierba esperando a que pase una víctima para alimentarse de su sangre. La transmisión de la Borrelia es la principal preocupación de su picadura y es más probable cuanto más tiempo permanezcan adheridas.

Tras el caso de Eduardo, el diagnóstico y tratamiento de estas zoonosis en Lugo son hoy frecuentes al ser reconocidos los síntomas por los facultativos.

Y así fue como Eduardo salvó su vida y la de otros. Pagarle los estudios de veterinaria a su inteligente hija fue sin duda su mejor inversión.

Para acabar, añado aquí la aclaración de algunos términos que aparecen en el texto:

*Las zoonosis son enfermedades infecciosas que han pasado de animales vertebrados a humanos. Los patógenos zoonóticos pueden ser bacterias, virus, parásitos o agentes no convencionales (enfermedades tipo encefalitis bovina espongiforme o enfermedad de las vacas locas, transmitida por priones, proteínas que se replican). Los patógenos se propagan a los humanos por contacto directo, vectores o a través de alimentos, agua o el medio ambiente (OMS)

**Los vectores son organismos vivos que pueden transmitir patógenos infecciosos entre personas, entre animales, de animales a personas o viceversa. Ejemplos: mosquitos, garrapatas, pulgas, ratas, murciélagos etc.

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