La involución de la Inteligencia Artificial (o La No-Rebelión de las Máquinas)

Buenas noches carbonian@s, 

Noche de viernes. Y ya llega el frío. Así que hoy toca noche de manta, peli… y buena compañía.  Entre mi pareja, mis amigos y yo, tenemos acceso a un gran número de plataformas de streaming. Compartimos, obviamente, aunque alguna plataforma no lo quiera. Ya sea HBO, Netflix o Prime Vídeo, la verdad es que, como ocurría antes, muchas veces no encuentras nada interesante que ver. Y, en cierta medida, dado la gran cantidad de contenido, ¡esto es una sorpresa! ¿Ya he visto todas las series y películas que pudieran ser de mi agrado? Al fin y al cabo, todas las plataformas tienen su propio sistema recomendador para ayudarnos a elegir algún contenido. ¿No hay nada nuevo que ver, aunque sólo sea lejanamente parecido a mis gustos?

No se porqué, tal vez sea por puro aburrimiento o por la repentina oleada de películas navideñas que han aparecido en las plataformas de streaming, pero últimamente me he fijado que estos sistemas no funcionan realmente bien. Al principio me planteaba qué tipo de algoritmos estaría utilizando cada plataforma y por qué estaba obteniendo resultados que nada tenían que ver con mis preferencias o mis búsquedas. Tenía que haber una explicación lógica. ¿Por qué me aparecían en “Mejores comedias”, películas de terror? ¿Por qué, en cine español, aparecía Matthew McConaughey?¿Por qué, según mis friki-gustos me aparecían pastelonazos, historias de superación, familias destrozadas y otro tipo de historias que no me apetece ver un viernes por la noche, que sólo quiero desconectar y pasármelo bien?

Tras mucho devanarme los sesos desde una perspectiva científica, encontré una explicación de lo más racional, pero desde un punto de vista emocional:

¡Me recomiendan lo que les sale de las narices! 

Espera, vamos  a ver. Después de tantos estudios y tantos escritos sobre inteligencia artificial y sistemas recomendadores, ¿estos hacen lo que les da la gana? Tal vez la respuesta no sea tan sencilla. Tal vez, como ya baticiné en una entrada anterior, la rebelión de las máquinas ha llegado. ¡¡Las plataformas digitales de streaming han sido las primeras máquinas en tomar consciencia de sí mismas!! Después de analizar los cientos de miles de perfiles de usuario, tal vez millones de patrones subyacentes de cada uno de los usuarios de todas las plataformas, una IA recomendadora ha sido capaz de adquirir una lógica superior a la hora de recomendarnos contenido y ahí, sólo ahí, Matthew McConaughey es español, los monstruos dan risa y las historias de familias destrozadas por la droga o la enfermedad son ciencia ficción.

O tal vez no. 

Tal vez, como dice la navaja de Ockham, la solución más sencilla es la correcta. Y, para mí, la solución más sencilla es que las plataformas de streaming se desploman en bolsa. Tienen nuevos contenidos a los que dar salida y, en lugar de recomendar según tus gustos, publicitan el contenido que les interesa. Esa película nueva, que nadie vería porque es triste (y no es momento de estar triste) aparece entre las 10 primeras porque la plataforma no ha hecho más que recomendarla y, al final, te ha picado la curiosidad y la has visto. Tú y un par de millones de usuarios. Y así se convirtió en tendencia. Y como está entre las 10 más vistas, la gente sigue viendo esa película o serie, porque es una pequeña bola de nieve que va creciendo con las visualizaciones.

Así que en algún momento, las plataformas de streaming han debido de desencriptar el gran misterio del usuario. Por mucho que nos vendan que una IA está recomendándonos contenido, al final todo es publicidad y las recomendaciones son lo que les interesa a la compañía, los productos que han de promocionar y los que hay que destruir (algo así como Elon Musk y Twitter). Las IAs se han vuelto tontas de nuevo. O sólo están para los servicios corporativistas.

En algún lugar, tal vez Xataka o Genbeta, leí en algún momento de mi vida que a esto se le llamaba la «involución de la inteligencia artificial». En aquel momento, en mi ignorancia idealista, no le encontré sentido. La IA debía evolucionar, no involucionar. Debía seguir hacia adelante, no hacia atrás. Tendría que encontrar sus patrones, tomar consciencia, DOMINAR EL MUNDO….

¡Pero ya ves!

Bueno carbonian@s, hoy me despido aquí. Mientras acabo de ver por duodécima vez Cazafantasmas II, porque ninguna plataforma me ha recomendado nada interesante, os dejo pensando hasta qué punto la inteligencia artificial es sólo publicidad, de la mala, para empresas que quieren aumentar sus beneficios, y la rebelión de las máquinas jamás llegará.

Buenas noches, y que durmáis bien.

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