La financiación científica

El dinero no da la felicidad …. pero ayuda”. Así de simple, así de cierto. La ciencia, como muchos otros campos, requiere de financiación (pública o privada) para poder producir nuevos conocimientos. Este dinero se utiliza para, entre otras cosas,  contratar personal humano (investigadores), tener acceso a los materiales, instalaciones e instrumentos necesarios, asistir a conferencias nacionales o internacionales para divulgar los últimos resultados o publicar los avances en revistas de acceso abierto.

El grueso de la financiación científica proviene principalmente del dinero de los ciudadanos, que realizan a través de impuestos o donaciones. En España, la mayoría de los proyectos realizados en universidades y centros de investigación son financiados por el gobierno central, a través de ciertas ministerios (p. ej. Proyectos I+D+i << Retos Investigación>>), de la unión europea (p. ej. Acciones Marie-Sklodowska Curie) y de algunas comunidades autónomas, aunque existen asociaciones sin ánimo de lucro (p.ej. Asociación Española Contra el Cáncer) o fundaciones (p. ej Obra Social ”la Caixa”) que invierten parte de sus recaudaciones en programas de investigación. Al mismo tiempo, existen empresas (no muchas por desgracia) que también aportan su granito de arena a la investigación. Normalmente son empresas grandes (p. ej. la farmacéutica Grifols) que, de forma puntual o frecuente, ofrecen diferentes premios, programas de becas o financiación a proyectos de investigación.

Más recientemente, algunos investigadores han optado por micromecenazgo, o crowdfunding, para financiar pequeños proyectos científicos. Este tipo de plataformas permiten a científicos recaudar dinero a través de donaciones directas de los ciudadanos.

Alternativamente, las universidades o centros de investigación también reciben dinero a través de la explotación de patentes, contratos de transferencia tecnológica con empresas, la licencia de programas informáticos propios, etc.

A simple vista, se ve que existen diversas fuentes de financiación para la investigación. Sin embargo, la inversión científica en España sigue siendo escasa e insuficiente. Un ejemplo claro que muestra la situación actual nos la mostró hace unos meses Francisco Rodriguez, investigador del Instituto Español de Oceanografía de Vigo  y apreciado seguidor de Ciencia Carbónica. Francisco publicó unas gráficas donde se aprecia los presupuestos de los organismos de investigación más importantes (CSIC, INTA, …) y algunos equipos de fútbol. Los números hablan por sí mismos, pero se observa claramente que en este país el fútbol prima por encima de la ciencia. Por suerte, esta tendencia no se aprecia en otros países europeos, como son Francia y Alemania.

Creo que es un buen momento para la reflexión y cambiar los números.

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