El Radón, el peligro silente

Entra en casa sin llamar a nuestra puerta.

Hacemos grandes esfuerzos para dejar de fumar, pero hacemos poco o nada para protegernos del radón, quizá porque aún no seamos conscientes de su peligro. Esta CARBONOTICIA no pretende alarmar a nadie, su fin es hacernos conscientes de algo insalubre que está ahí y que es relativamente fácil ponerle remedio.

El Radón es un gas noble incoloro, inodoro e insípido; elemento químico 86, es un elemento de la cadena de desintegración del Uranio 238 que se encuentra de forma natural en la cortezaterrestre.

Como podéis ver en la gráfica siguiente, es el séptimo elemento de la cadena, pero a diferencia de sus predecesores que se quedan enterrados en la naturaleza, el radón es un gas, por lo que emana fácilmente del terreno hasta llegar a la superficie, pasando al aire y se desintegra emitiendo una serie de partículas radiactivas (partículas alfa) perjudiciales para la salud.

Al aire libre, su concentración es tan baja, que es inocuo para la salud. El problema está cuando se concentra en determinados recintos, sótanos y bajos de edificios, en grutas u otras cavidades naturales o artificiales de donde le resulta difícil escapar, aumentando su concentración.

La naturaleza radiactiva del Radón-222, hace que una vez inhalado, tanto él como sus isótopos descendientes (el Po218, el Pb214, el Bi214 …     ver en la gráfica) emitan partículas radiactivas de tipo alfa (α) y beta (β). Hay que señalar que los isótopos hijos del Radón-222 vuelven a ser sólidos; por lo que tanto inhalar radón en forma gaseosa antes de desintegrarse, o inhalar pequeñas partículas sólidas de sus descendientes radiactivos, en cualquiera de los dos casos, las células de nuestros pulmones quedan expuestas a la acción ionizante de la radiación emitida por el radón o sus isótopos vástago.

Las recientes investigaciones y la Organización Mundial de la Salud (OMS), establecen una relación directa entre la exposición al radón y la incidencia de determinados tipos de cáncer.

El radón es la primera causa de cáncer de pulmón en la población no fumadora y la segunda entre quienes consumen tabaco. De todos los casos de cáncer de pulmón, entre 3% y 14% están vinculados al gas radón.

¿Pero cómo llega el radón a nuestras casas ¿y qué podemos hacer para eliminarlo?

Lo primero que tenemos que conocer es la geología de los terrenos donde vivimos, ya que no todos los lugares tienen igual concentración de elementos químicos desencadenantes del radón, ni tienen la misma permeabilidad para que se escapen los gases.

El Consejo de Seguridad Nuclear, responsable en España del control de la protección radiológica a las personas y al ambiente, ha elaborado un mapa donde se destacan de menor a mayor (del verde al naranja, ver mapa adjunto) las zonas de España con diferentes concentraciones de gas radón encontrado en edificios de las diferentes zonas. Podéis observar que el oeste de la península, zonas con geología granítica, son las de mayor índice de contenido de radón

El contenido de radón en suelo, junto con la permeabilidad, permite clasificar el terreno en función de la categoría del índice de radón. Este parámetro está relacionado con las medidas de protección a aplicar durante la construcción, según se establece en las normas de edificación, de este modo se puede mitigar el riesgo de exposición al radón procedente del terreno en el interior de edificios.

Desde el punto de vista preventivo, se han establecido tres categorías de zonas en función del riesgo de los suelos.

0 (color verde)                NO REQUIERE ACTUACION

1 (color amarillo)            ACTUACION CON MEDIDAS BASICAS

2 (color rojo)                   ACTUACION CON MEDIDAS ELEVADAS

El gas radón entra en nuestras casas sin llamar, se infiltra en los edificios desde el subsuelo por los caminos preferentes que encuentra, cimentaciones, cerramientos, bajantes, etc…

Hoy las casas cada vez son más herméticas con el fin de hacerlas más eficientes, y aun teniendo una adecuada ventilación, debemos prevenir la incorporación del radón en nuestras viviendas. La arquitectura está tomando nota de este asunto y ya existen normas técnicas de edificación según las zonas de riesgo donde se construye; pero falta mucho por hacer en la vivienda futura y sobre todo en la ya construida en el pasado.

Y, ¿qué podemos hacer para eliminarlo?

Dependiendo de la zona donde esté ubicada la vivienda, se aplicarán soluciones proporcionales al riesgo existente.

Los códigos de edificación ya obligan para viviendas nuevas o reformas importantes a aplicar diferentes técnicas para evitar que el radón entre en nuestras casas, y por tanto en nuestros pulmones.

En los gráficos siguientes podéis ver diferentes soluciones que van desde poner barreras impermeables al radón debajo de las cimentaciones, hasta provocar caminos preferentes canalizados para que el radón pueda salir del subsuelo de forma conducida sin estar en los recintos.

En cualquier caso, la ventilación frecuente, de las estancias bajas y subterráneas de los edificios es fundamental para reducir las concentraciones de este gas.

Recordad que nuestras abuelas, tenían obsesión por ventilar las habitaciones por las mañanas, ya fuera invierno o verano, ellas no conocían los efectos del radón, pero sabían que aquello era necesario.

¿Cómo podemos medir cuanto radón tenemos en nuestras casas?

Existen dos tipos de aparatos, unos complejos y de uso en laboratorio que pueden medir el radón de forma prácticamente continua, y otros muy simples y muy económicos que necesitan estar bastante tiempo (del orden de meses) situados en las estancias donde queremos hacer la medida y nos darán un valor medio a lo largo de su tiempo de exposición. El valor de referencia para tomar acciones o no, está recomendado en 300 Bq/m3, es decir 300 desintegraciones por segundo en un metro cúbico de aire.

Existen muchos laboratorios que ofrecen estos servicios al público en general y a muy bajo coste. Te envían los detectores que son unas pequeñas cápsulas de plástico, el usuario las coloca en los lugares a medir y los mantiene durante unos meses, después de este período se reenvían al laboratorio, donde realizan la medida, y finalizan enviando un informe de resultados. Muy recomendable para aquellas personas que vivan en lugares muy expuestos, y que tengan dudas sobre como fueron construidas sus casas.

Así como desde hace unos años es obligatoria la certificación energética de las viviendas, estoy convencido que no pasará mucho tiempo hasta que sea obligado también que las viviendas tengan una certificación de su protección frente al radón, que nos dará garantías de una casa saludable y bien protegida.

Un comentario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *