Adiós, compañeros, adiós

Buenos días carbonian@s, 

Como podéis imaginar por el título, esto es una despedida. Así que preparaos para un pequeño baño de realidad (y frikismo) en esta, mi última entrada.

La verdad es que se me han ocurrido muchísimos temas para este caso. Vivimos en la época de oro de la inteligencia artificial, sobre todo aplicada a la imagen. Los click-baits rezan que los ingenieros de grandes empresas (tipo Google, NVIDIA, Microsoft…) huyen espantados por el realismo de resultados de las IAs (vease ChatGPT). Los grandes gurús de las tecnológicas, como Elon Musk, firman manifiestos, en otro golpe alarmista, en contra de seguir entrenando modelos para que la inteligencia artificial no llegue a sublevarse o esclavizar a la humanidad, si la tecnología no lo ha hecho ya. Cada vez somos menos capaces de distinguir qué es real y qué no en esta era. Fake news. Deep fakes. Ahora, incluso, somos capaces de crear imágenes hiper-realistas a partir de textos sencillos o transformar señales sensoriales en imágenes. Y esto, por sí sólo, puede resultar anecdótico, pero me recuerda a películas como Operación Canada (Michael Moore, 1995) o La cortina de humo (Barry Levinson, 1997), inventando tramas ficticias y guerras para manipular a la gente o alguna peli de serie B o ciencia ficción, como Johnny Mnemonic (Robert Longo, 1995), Transcendence (Wally Pfister, 2004), Días extraños (Kathryn Bigelow, 1995) o ExistenZ (David Cronenberg, 1999).

Pero bueno. Al final, dado que esta despedida coincide (o casi) con otra despedida y, a su vez, con una noticia que ha hecho (o hará) temblar los cimientos del actual régimen de evaluación académico (barra) científico (barra) universitario, he decidido desgranar mis dos últimos años con un contrato Juan de la Cierva, en una de las universidades españolas mejor situadas en el ranking de Shangai. E, incluso, he de confesaros que bajo la supervisión de alguien que entra en ese rango del  2 o 3% de los científicos más citados del mundo. Pero no os lo voy a contar desde el punto de vista académico, sino personal.

Pero vamos por partes:

Lo primero, ¿cuál es esa noticia tan terrible a la que no paro de hacer referencia? El título viene a ser: Arabia Saudí paga a científicos españoles para hacer trampas en el ‘ranking’ de las mejores universidades del mundo. Y, a partir de aquí, haced una búsqueda en google para encontrar la noticia, y sus derivas, en otros medios. 

La verdad es que el título es un poco alarmista. Quiero decir, no sólo son científicos españoles pero sí, la base es cierta. Profesores e investigadores de los más citados del mundo tienen una segunda filiación (aunque tiene que aparecer como si fuese la principal en los rankings) en una universidad de Arabia Saudí, sólo para que estas universidades obtengan mejores resultado en el ranking de Shangai, es decir el ranking académico de universidades del mundo. ¿A cambio de qué? Dinero. “Basic, Mitch!”

Preguntas: ¿Se puede comprar el prestigio con dinero? Obviamente sí, depende de la cantidad de dinero. No tiene por qué ser comprar a un investigador, como expone la noticia, pero puede haber otros modos. Por ejemplo, todos sabemos que la ciencia en España está infrafinanciada. Conozco casos de grupos de investigación en universidad que reutilizan las placas de Petri (a costa de que sus experimentos puedan verse contaminados) o grupos donde los recursos se roban o los investigadores los esconden para poder tener el material necesario a la hora de realizar sus experimentos y que nadie se los lleve antes. Somos como pequeñas urracas o como el escarbato de la saga Animales Fantásticos, que se apropian de los recursos siempre que pueden porque después los van a necesitar y, si los dejan al alcance de los demás, desaparecerán.

Actualmente para trabajar en IA, y en particular haciendo deep learning, transformers o diffusion models que es lo último de lo último, necesitas unos recursos bastante caros. Grandes GPU dedicadas para IA o servidores, sin contar con un sistema de almacenamiento de datos que puede llegar a tener varios teras de información. ¿Y todo eso es…? Sí señor, dinero. Dinero para comprar los recursos necesarios para investigar y para financiar a los investigadores (habría que incluir gastos de congresos, fungibles y otros). Si tienes buenos recursos (habitualmente grandes y caros para trabajar en el desarrollo de IA), puedes entrenar modelos más grandes y más rápidamente. 

Aunque tener recursos tampoco es sinónimo de éxito, la falta de ellos sí que suele tener una fuerte correlación con el fracaso. 

En mi caso, tenía un ordenador. He de decir que el grupo de investigación no me ofreció un ordenador y la única vez que mi supervisor lo hizo fue “para que no me sintiera excluido”. Después de casi 18 meses (de los 24 que duraba mi contrato), la verdad es que bien excluido estaba. ¿Tan precario es el sistema como para no tener ni un ordenador en tu lugar de trabajo cuando trabajas con ordenadores? Tal vez. Pero el principal problema es que no vale cualquier ordenador, sino que necesitas unas características concretas para poder hacer IA al nivel que ahora se requiere. Para abrir un word o enviar correos, el departamento o  la universidad te puede ofrecer uno (aunque tarde media hora en arrancar como el que “me dejaron” para dar las clases) ¿Cuánto puede costar un ordenador para hacer deep learning? Mi ordenador personal fueron casi 5.000€, y es más bien justito. Es un ordenador gamer adaptado al trabajo. A parte de las limitaciones que tenga debido a que sus características no son las óptimas para el desarrollo de IA, entrenar un modelo puede llevar horas y sólo puedes entrenar un modelo cada vez. Así que empiezas y te sientas a esperar hasta que acabe. Con suerte, funcionará bien. Si no, serán horas desperdiciadas.

También he de decir que durante el primer año trabaje desde casa (no en remoto, porque remotamente no había nada). Además, el equipo era mío, personal, comprado con el dinero de mi bolsillo. La electricidad e internet son otros recursos imperativos para realizar el trabajo que también hay que pagar (no sé por qué). Todo el tiempo que tengas el ordenador encendido (por ejemplo si quieres entrenar un modelo de noche para optimizar el tiempo), el ordenador sigue consumiendo luz y tu factura subirá. Sí señor, también es dinero. Y sí señor, también lo pagué yo. Precariedad a cambio de dinero, ¡Qué chollo!

Otra pregunta, ¿cuánto cuesta comprar a un científico? En algunos casos, tal y como aparece en las noticias relacionadas con el escándalo, el dinero que se llevan los investigadores puede ser de 70 u 80 mil euros (por año, imagino). Bueno, no está mal. 

Otro de los problemas que tiene la ciencia en España es la inseguridad laboral. Los que no estamos dentro del sistema docente, habitualmente vamos de proyecto en proyecto o de ayuda en ayuda, con contratos de duración determinada por obra y servicio. No sé si ahora eso cambiará con la nueva ley de ciencia, porque se está hablando mucho de promover los contratos indefinidos a pesar de que también vayan a tener la duración del proyecto. ¿Cambia en algo cómo se llame el contrato? Pues mira, cuando estaba a punto de cumplir mi primer año de postdoc JdC, tuve que dejar el piso donde vivía porque la propietaria lo vendió. ¿Qué haces cuando te echan del lugar donde vives? Pues buscar otro piso. ¿Qué ocurre? Lo primero es que los propietarios o las agencias inmobiliarias piden que cumplas ciertos requisitos, por temas como cumplimentar un seguro de impagos, obviamente los propietarios también quieren cubrirse un poco las espaldas. No basta con que cuando vayas a entrar a vivir a un piso, tengas que soltar dos meses de fianza, el mes en curso, el mes de la agencia y un plus, es decir, cerca de 4000€ por un piso en Barcelona sin lujos, i.e. otro ordenador, sino que para acceder a esos contratos antes has tenido que demostrar que tienes un contrato indefinido, llevas más de un año en la misma empresa y el precio del alquiler es un porcentaje de tu sueldo (creo que a mi me dijeron que el 40%).

En el actual sistema de investigadores por proyectos, es casi imposible acceder a un alquiler, y ya ni te cuento a una hipoteca. Si vamos haciendo contratos anualmente o cada 2 o 3 años, lo que dure un proyecto, jamás podremos cumplir los requisitos que nos piden las agencias inmobiliarias. Eso sin contar que el 40% de mi sueldo ronda los 600€, lo cual hace imposible alquilar algo en Barcelona. Obviamente esto también afecta a los investigadores que están en el extrangero y quieren venir. Recuerdo un tweet de una investigadora española que había desarrollado su carrera principalmente en Estados Unidos. Quería volver a Madrid para estar cerca de su familia, y cuando intentó alquilar, le pidieron todos esos requisitos de los que os he hablado, pero por desgracia, ella no podía cumplir con el contrato indefinido. Obviamente, tuvo que pedir un aval a su familia para poder alquilar. Resultaba impactante, una científica reconocida con 7 u 8 años de trabajo en USA, vuelve a casa (perdón), vuelve a Madrid, y se siente como una niña recién salida de la carrera para encontrar casa. Seguro que a los señores que se les llena la boca con eso de la atracción de talento, no han tenido en cuenta que los investigadores también tienen que vivir bajo un techo. Sólo tienen que producir. Sólo hay que publicar.

Pero, ¿es tan importante publicar? ¡Ostias! SI. El mantra de la investigación es “Publica o Muere”. Tu validez como profesional se resume en cuanto has publicado. Sería bonito, al igual que cuando hacías la tesis, dedicar unos años a estudiar sobre un tema, llegar a controlarlo, comprenderlo y aportar tu pequeño granito de arena que concluyese con una publicación de alto impacto. Yo preferiría una buena publicación después de un buen periodo de trabajo a tener que correr y sacar siete publicaciones mediocres. Pero eso no funciona así. La frase que más he escuchado de mi supervisor en estos dos años era que había que publicar mucho. ¿Cómo publicar si no tienes el equipo adecuado para trabajar? En eso no puedo ayudaros. No tengo la solución, a parte de que tengáis que arriesgar vuestro tiempo, vuestro dinero y vuestra salud mental, como me ha ocurrido a mí.

Así que la moraleja de la carrera investigadores es que hay que correr mucho para sacar trabajos mediocres, en muchas ocasiones, con poco dinero, pocos recursos, mucha inseguridad laboral, y si no te vas a la calle, que dicen que hacen falta camareros. Después de todo esto que os he dicho, tal vez hay que pensarse eso de dedicarse a la investigación. Yo, seguramente, seguiré en ello porque estoy enganchado. Sí, es otra particularidad de este negocio. Hay yonkis del dinero, hay yonkis del poder y de la política, incluso hay yonkis de los papers, gente que no hace nada pero sólo pide papers y papers, y hay yonkis de la investigación y de las fechas límite. Pero por delante de todo, hay yonkis de la vida. Y si veo que este negocio no me da para vivir, por el sueldo, por la inflación, por la imposibilidad  para alquilar una casa, lo mandaré a tomar por el culo y no miraré atrás. 

Sin ciencia no hay futuro. 

Pero si tampoco hay futuro dentro de la ciencia… pues no será lugar donde quedarse.

Un saludo carbonian@s, y hasta más ver. 

PD. Que los señores de Arabia Saudí que me estén leyendo se enteren de que yo no me vendo por unos míseros 70 u 80 mil Euros….. Pero si incluyen casa, contrato indefinido y un buen equipo con el que trabajar, que sepan que soy un chico muy obediente 😉

Resaludos carbonian@s.