Alex Udina
¡Hola a todos los Carbonian@s!
Aprovechando el hilo histórico del Imperio Romano, la Antigua Grecia y el Antiguo Egipto con relación a la veterinaria y al desarrollo de esta, voy a intentar “mezclar” la publicación de tres apasionantes libros a finales del año pasado (2023), que serían la noticia de actualidad, con la mitología que surgió en esas épocas históricas…
En este libro de Carlos Lobato, “El arte de nombrar la vida”, nos explica la nomenclatura binomial que conforma los nombres científicos de los seres vivos y es una especie de Historia de la Taxonomía, con muchos y divertidos ejemplos. Si entramos en el terreno de la mitología, en muchos nombres científicos está presente…
El padre de los dioses del Olimpo, Zeus, da por ejemplo nombre a un género de peces con dos especies descritas (Zeus faber y Zeus capensis) y también aparece en el nombre específico de una rana, un lagarto y una almeja. También su hermana y mujer Hera, la reina de los dioses, está presente en el epíteto de varias mariposas y peces.
El dios del mar, Poseidón, es quién da nombre a una planta acuática del mediterráneo, Posidonia oceanica; el dios de la guerra, Ares, está presente en varios insectos como la mariposa Emesis ares, y así seguiríamos encontrando nombres científicos, con género o especie, asociados a un dios griego o a su equivalente romano. Para los amantes de la “mitobiología” hay dos capítulos en el libro donde se recogen multitud de organismos en que la mitología y la taxonomía confluyen para darles nombres.
Y nos quedamos con una de las Moiras (“repartidoras” en griego) del inframundo de la Antigua Grecia, donde iban las almas de los condenados: la tercera Moira, Átropos (“inevitable” en griego), la encargada de cortar el hilo de la vida al llegar la hora de la muerte de la persona ha dado nombre a animales y plantas. Desde el arbusto belladona (Atropa belladona) que produce sustancias alcaloides como la atropina, hasta la famosa mariposa esfinge de la calavera o esfinge de la muerte (Acherontia atropos). Su nombre le viene de un rasgo peculiar que podemos observar en este lepidóptero nocturno, que no es otro que el dibujo que tiene encima del tórax y que recuerda una calavera humana. Este insecto es famoso por aparecer en la película “El Silencio de los corderos” (Dir.Jonathan Demme, 1991) aunque con su dibujo de calavera sustituido por la obra de Dalí “In Voluptas Mors” (Salvador Dalí & Philippe Halsman, 1951) en el cartel de la película.
La atropina, que también debe su nombre a Átropos, es un alcaloide con efecto antagonista del receptor de la acetilcolina, con propiedades como preanestésico, antiespasmódico y antisecretorio. En veterinaria se usa como antídoto en intoxicaciones por organofosforados, carbamatos y muscarina. También en oftalmología se usa como midriático, ya que dilata las pupilas.
Quirón, el primer médico de animales según se describe en el libro “DE RE RUSTICA” del hispano Lucio Junio Moderato Columela (04 d. C.- 70 d. C.), es un centauro (cabeza y torso de hombre, cuerpo de caballo) símbolo de la veterinaria. Es el primer libro de veterinaria escrito en latín y donde se combina la realidad con lo mitológico, ya que describe a Quirón como un centauro sabio de la antigua Grecia que curaba animales y que poseía grandes conocimientos de los caballos. Es posible que las habladurías convirtieran una persona real de dos patas y experta en el arte de curar caballos, en un centauro mitológico…
Así, se considera a Quirón como el primer veterinario, ya que usaba sus grandes conocimientos médicos para curar a todos los animales, y hoy en día es un símbolo de la veterinaria en todo el mundo.
En este libro de Raúl Rivas, “Historia de los microbios”, se recogen ejemplos de la influencia de los microorganismos a lo largo de la Historia de la humanidad, y de cómo la investigación biológica nos ha permitido demostrar la influencia de bacterias y virus para poder decir que la historia de la microbiología es también la historia de la humanidad. La mitología ya aparece en el Éxodo, donde se explican las diez plagas bíblicas que Dios envió para convencer al faraón egipcio de liberar a los hebreos esclavos, cuando en realidad esas plagas seguramente fueron una serie de eventos naturales catastróficos sobre el siglo XIII a.C., que incluyó epidemias de viruela, ántrax, lepra y otras enfermedades bacterianas o víricas transmitidas por insectos.
En el Antiguo Egipto hay descritas diversas epidemias y a través de los papiros hay documentación sobre tratamientos médicos y veterinarios. Por ejemplo, existe mucha información relativa a la hematúria (sangre en la orina) provocada por el gusano trematodo Schistosoma sp. (esquistosomiasis) y sus tratamientos con alcaloides o sobre el tratamiento de la ceguera por falta de Vitamina A con hígado de buey . También la paleopatología nos ha permitido saber que había muchos problemas de tuberculosis por Mycobacterium tuberculosis.
Y como curiosidad, seguramente el primer microorganismo en ser “explotado” por los humanos fueron las levaduras Saccharomyces sp. para elaborar bebidas alcohólicas y fermentar pan, siendo los antiguos egipcios los que desarrollaron el proceso de panificación con levaduras y la producción de cerveza ácida. Hoy en día hemos incorporado a Saccharomyces cerevisiae en la lista de aditivos para alimentación animal como probiótico o a través de los metabolitos que produce durante su fermentación, como cultivos de levadura o extractos de paredes hidrolizadas de levadura. Las paredes de levadura contienen β-Glucanos que de forma natural los han desarrollado las levaduras para protegerse de las micotoxinas de los mohos, en una especie de guerra biológica entre ellos. También las levaduras producen enzimas epoxidasas para inactivar micotoxinas con anillo epoxi, y ahora usamos concentrados tanto de glucanos como de epoxidasas para elaborar adsorbentes de micotoxinas que usan los nutrólogos en los piensos para alimentación animal.
El actor, director y comediante inglés Stephen Fry (Hampstead – Londres, 1957) también nos ha dado una interesante obra literaria con una especie de trilogía helenística con los libros Mythos (2019), Héroes (2021) y Troya (2023). Su último libro sobre la guerra de Troya nos recupera a Homero, el autor de la Odisea y de la Ilíada, donde se describe esta guerra entre aqueos y troyanos con todos los detalles. Entre ellos, dice que en el campamento aqueo hubo una pestilencia mortal que atacó a mulas, perros y luego a hombres, refiriéndose a algún tipo de epidemia con tintes zoonóticos, es decir que se transmite de animales a personas. Con el desarrollo de la medicina y de la veterinaria, hoy sabemos identificar algunos eventos históricos de epidemias y pandemias, que en su momento tenían explicaciones mitológicas o enigmáticas, con algún microorganismo causante. La fiebre tifoidea o tifus (por la bacteria Salmonella typhi), la peste bubónica (por la bacteria Yersinia pestis, que se transmite por la picadura de la pulga de la rata), la malaria o paludismo (causada por el parásito protozoario Plasmodium sp. y con un mosquito de vector), el botulismo (por clostridios), la rabia (por un virus Rhabdoviriadae transmitido comúnmente por la mordedura de un animal infectado), el cólera (por la bacteria Vibrio cholerae), la viruela (por un virus Orthopoxvirus), el ánthrax o carbunco (por la bacteria Bacillus anthracis) o la fiebre del Nilo Occidental, el Dengue y la Fiebre Amarilla (siendo los tres por un virus de la familia Flaviviridae y transmitido por mosquitos). Hoy en día sabemos quién las causa y como se transmiten, de modo que podemos actuar a nivel veterinario y médico. Han quedado atrás las leyendas mitológicas que culpaban a los dioses y diosas de cualquiera de estos males.
Y dejamos para la siguiente Carbonoticia las zoonosis de la leche, para recordar la Brucelosis o los riesgos asociados a clostridios, bacilos y listerias, ahora superados gracias a las buenas prácticas de higiene y a la pasteurización, pero que nos siguen dando algunas noticias de actualidad….