Leo, Hachikō y la selección natural

¡Hola carbonian@s!

Estoy de obras. De las gordas. Evaluación urgente de la previsión meteorológica a dos meses vista. ¿Qué me llevo? ¿Hará frío? ¿Calor? Lo que no se te ocurra antes de desalojar, no volverás a verlo en un par de meses. ¿Dónde están mis calcetines? Ponte en situación. Cajas por todas partes. Estrés. Hay tanto polvo que se podría grabar una precuela de Dune en mi salón.

― Te va a quedar el piso precioso―

― Eso espero. Si no es así ¡Maaa-tooo!, que diría Belén Esteban

Afortunadamente, nos han prestado un piso donde quedarnos hasta que todo acabe. ¡Gracias tíos! Ellos encantados, nosotros encantados, nuestros nuevos vecinos… no tan encantados.

Tú dame hueco, que ya yo…

Es inherente a la especie humana, si comes más, tienes más hambre; si ganas más, gastas más; si te acostumbras a no tener vecinos, el sonido de un estornudo te resulta molesto. Si los nuevos vecinos tienen perro… ¡Warning! Nueva pesadilla desactivada.

La oveja bala, el gato maúlla, el elefante barrita, Katy Perry ruge 😉 y los perros ladran. El mío, Leo, un Caniche Toy muy guapo y con carácter, ladra cuando alguien osa acercarse a la puerta.

A los dos días de la mudanza fuimos al teatro. Leo deleitó a los vecinos con su repertorio durante un rato largo. Solo y en lugar extraño, era lo esperado. Las quejas no tardaron en llegar. Para evitar que la sangre llegase al río, nos fuimos, con el rabo entre las piernas, de vuelta a la zona catastrófica. Mi casa.

Perro ladrador, poco mordedor

Leo ladra cuando alguien se acerca a la puerta, llaman al timbre o el horno pita. Lo hace mientras corre hacia mí y me da un toque con sus patas delanteras. Me está avisando. ¡Peligro! Will Robinson, como en #Perdidos en el espacio. Cuando tienes hijas adolescentes, que alguien te avise de algo es tan inusual, que este comportamiento no me resulta molesto. A excepción claro, del ladrido sorpresivo cuando el vecino del décimo llega a las 5 de la mañana. Entonces sí me pregunto por qué no tendré un perro de esos que no ladran.

El comportamiento de los perros sigue unos patrones bastante definidos y está marcado por la genética. Esta no te la esperabas ¿o sí? Lo explica con mucha gracia Ricky Gervais en su monólogo Humanity, en el que parodia la selección del tipo de trabajo adjudicado a cada raza de perro. Si tienes tiempo no dejes de verlo, es buenísimo.

A otro perro con ese hueso

La cría selectiva es la responsable de todo. Y no, no es una niña caprichosa que solo quiere una marca de galletas. En inglés se conoce como selective breeding y consiste en seleccionar padres con unas características determinadas para obtener una descendencia que también las tenga. La selección natural es un proceso evolutivo descrito por Charles Darwin e implica que aquellos individuos con características menos favorables al ambiente en que viven, tendrán una menor probabilidad de sobrevivir y transmitirlas a la descendencia. Su importancia se refleja incluso en el título de su libro más famoso The Origin of species by means of natural selection.

Pues bien, en contraposición a este tipo de selección, está la selección artificial o la cría selectiva. Ya hemos hablado de la utilidad de los datos genómicos y la información que nos ofrecen en varias #carbonoticias. De la mano de Rocío Jurado supimos que era un SNP y con Concha Velasco buscamos a nuestros ancestros. ¿Pero serán útiles también para medir el impacto de la selección artificial?

¡Toma genoma, pastillas de goma!

Lo que os voy a contar es el ejemplo más usado para explicar en que consiste la selección artificial. El origen de las razas de perro. La domesticación de los lobos empezó hace más de 15.000 años y tras muchos cruzamientos en los que los humanos fueron seleccionando las características que más les interesaban, hemos llegado a tener un montón de razas de perro.

En un artículo de Animal’s health resumen un trabajo publicado por MacLean et al. (2019) en el que identificaban 131 SNPs asociados a diferencias raciales en el comportamiento de los cánidos. Esos SNPs se encontraban en genes muy expresados en el cerebro y enriquecidos para funciones neurobiológicas y procesos de desarrollo. Y lo más importante, con una heredabilidad elevada.

En los perros, comportamientos como la capacidad de entrenamiento, la persecución depredadora, la agresión dirigida a los extraños y la búsqueda de atención, tienen una heredabilidad del 60 al 70%, según estos autores.

¿Estudias o trabajas?

A finales del año pasado, Dutrow, Serpell (que firmaba el trabajo anterior) y Ostrander publicaron un artículo en la revista Cell en el que estudiaban los linajes de perros domésticos y revelaban impulsores (drivers) genéticos de la diversificación del comportamiento. Para ello, agruparon las distintas razas en linajes y utilizaron genomas completos y todas las bases de datos de SNPs caninos disponibles, incluyendo lobos, coyotes, dingos…

Analizaron genomas que representan diversas razas y características demográficas en conjunto, y sus datos indican que la diversificación del comportamiento canino es anterior a la formación de las razas modernas, la diversidad genética de los perretes se asocia a la co-expresión de genes del neurodesarrollo y variantes antiguas (no codificantes) se corresponden con comportamientos caninos relacionados con el rol de trabajo. Ahora entiendo porque Leo persigue como un loco a las urracas. Ya lo decía Ricky Gervais. Si no has visto el monólogo, estás a tiempo.  

Leo y yo hemos vuelto al piso prestado. Ya es casa. Sigue despertándome por las mañanas y ladrando cuando toca. Me sigue a todas partes, como Hachikō. No me habla (al menos de momento 😉 @angelmartin_nc) pero nos comunicamos. Es el amor incondicional. Si tienes perro, lo sabes. Si no lo tienes, ojalá lo supieras. En cualquiera de los dos casos #DiNoAlMaltratoAnimal

¡Hasta la próxima!

#SinCienciaNoHayFuturo