Desde que el SARS-CoV-2 llegó a nuestras vidas, conocemos más sobre los virus, y aunque escuchar “virus” siempre asusta, la realidad es que convivimos con muchos de ellos sin percatarnos siquiera. Un ejemplo es el parvovirus B19 del que vamos a hablar en esta entrada.
El parvovirus humano B19, de la familia Parvoviridae, se descubrió de manera accidental mientras se investigaba la hepatitis B. La infección, también llamada megaloeritema o quinta enfermedad, se caracteriza por la presencia de eritema infeccioso en las mejillas simulando la marca de una bofetada.
Es una enfermedad bastante común en guarderías y escuelas infantiles, aunque puede afectar a cualquier edad. De hecho, se estima que en torno al 40-60% de los adultos ya la han pasado y son inmunes frente a ella.
Síntomas
Además del eritema presente en las mejillas también puede aparecer un sarpullido leve en esa misma zona, tronco y extremidades, u otros síntomas comunes a infecciones víricas, como malestar general, fiebre, mucosidad, dolor de cabeza o al tragar.
Este virus tiene tropismo por los precursores eritroides de médula ósea provocando la eliminación de glóbulos rojos. Por lo que puede suponer un problema serio para personas con trastornos sanguíneos, como enfermos de leucemia o SIDA, o en mujeres embarazadas, donde puede darse hidropesía fetal (*).
Infección y tratamiento
La transmisión ocurre por vía respiratoria o contacto estrecho con una persona infectada, y es difícil evitar la infección puesto que el enfermo es contagioso sin presentar síntomas, y normalmente, cuando los presenta ya no lo es.
No se dispone de un tratamiento específico o vacuna frente al virus. En personas sanas se suele recomendar paracetamol y antiinflamatorios para aliviar la sintomatología presentada. Y sólo en el caso de una afectación grave por el virus se puede tratar con una transfusión sanguínea.
Infección durante el embarazo
En la mayoría de los casos la infección por parvovirus B19 no causa problemas en mujeres embarazadas, pero en otros puede provocar en el feto anemia, inflamación cardíaca y hepática, y en los casos menos afortunados muerte fetal.
Como se ha comentado, no existe tratamiento concreto para la infección, sino que más bien se tratan los síntomas presentados. En el caso de mujeres embarazadas, cuando la situación se complica, suele ser muy común las transfusiones intrauterinas al feto.
Lo importante en este aspecto es que no se ha relacionado ninguna secuela con la enfermedad en bebés que han sufrido una infección por parvovirus B19 durante su gestación.
Prevención
Como es difícil predecir cuando una persona es contagiosa, pues aún no presentaría síntomas, la recomendación por excelencia es la higiene, lavado de manos continuo, y en especial, si se está en contacto estrecho con la población infantil.
*Hidropresía fetal: se caracteriza por provocar un edema grave, inflamación en el feto. Puede darse por diferentes motivos, como incompatibilidad de Rh entre la madre y el feto, infección por parvovirus B19, etc.
Referencias
https://www.unidaddelamujer.es/parvovirus-en-embarazadas-repercusion-y-datos-interes/