¿Sabíais que la sardina es la comida favorita de los delfines? Pues si a esto le añadimos lo rápido que aprenden los delfines, tenemos como resultado que saben donde encontrar sardinas sin mucho esfuerzo: directamente de la red que las acaba de pescar. Son «delfines ladrones de pescado». Si os preguntáis como lo hacen, seguid leyendo…
Recientemente asistí a una charla en la que un compañero experto en mamíferos marinos y la propietaria de un barco pesquero nos presentaron su visión acerca de estos animales.
El biólogo nos habló de las características de los mamíferos marinos y de los delfines en particular. Nos resumió los estudios que su equipo realiza con los delfines que aparecen varados en las playas, gracias a los que se puede conocer más de estas poblaciones: las enfermedades que padecen, que es lo que comen, los contaminantes que les afectan y por supuesto, de su biología.
Luego llegó el turno a la propietaria del barco, que nos explicó cómo pescan las sardinas: desde el barco van soltando una gran red que acaba “cercando” a las sardinas en una especie de corral. Como los delfines saben que dentro está su comida favorita, el objetivo es «robarla». ¿Y cómo lo consiguen? Pues rompiendo la red (que es muy resistente) con sus hocicos, y cuando consiguen agujerearla solo tienen que esperar al pescado que sale por estos agujeros… ¡menudo festín!
Es entonces cuando los pescadores además de perder lo que habían pescado, se encuentran con destrozos en la red que hay que reparar e incluso a veces sustituir en parte, lo que supone un importante gasto extra. Nos contó también que en cuanto veían acercarse a los delfines desde los barcos comenzaban a hacer ruido golpeando el agua o gritando. Esa solución fue efectiva muy poco tiempo porque pronto aprendieron que tras los molestos ruidos no había peligro…¡No es fácil engañar a un delfín!
Así que buscaron una solución que no dañase a los delfines y que les permitiese pescar en paz. Para ello, se pusieron en contacto con la asociación de armadores de Vigo (ARVI) que decidió comprar unos instrumentos llamados pinger, e instalarlos en las redes de estos barcos.
¿Y para qué sirven? Pues son dispositivos acústicos que emiten unos ultrasonidos que alejan a los delfines de la red. La idea en principio es muy buena, pero falta ver el resultado de esta medida: ¿Conseguirán con los pinger evitar que los inteligentes delfines se acerquen o se adaptarán a “sufrir” un poco a cambio de comida segura? Tendremos aún que esperar para conocer el resultado…
¡Hasta la próxima entrada marina!
Y aquí la parte de agradecimientos: al Doctor Camilo Saavedra (IEO) y a Rebeca Lago (OPPF-4) por su estupenda charla sobre la pesca y los delfines que estuvo incluida en el ciclo “Al calor del mar en un bar”, que anualmente organiza el centro Oceanográfico de Vigo. También a mis colegas y amigos Xulio Valeiras y Esther Abad por sus estupendas fotos que ilustran muchas de mis entradas.
Fue una charla muy interesante, con un tema que daba para mucho más del tiempo que hubo en el café, y que has resumido aquí fenomenal, como siempre María! Y para añadir más información reciente sobre este asunto y el debate que ello genera, me gustaría añadir un enlace a la noticia que publicó La Voz de Galicia el pasado 10 de enero: https://www.google.com/amp/s/www.lavozdegalicia.es/amp/noticia/arousa/o-grove/2019/01/10/poblacion-delfines-rias-baixas-apenas-capaz-renovarse/0003_201901A10C1992.htm