Qué sensación debía ser aquella cuando te perforaban el cráneo para tratar de aliviar una dolencia, o a modo de ritual… Sin anestesia, antes del descubrimiento de los antibióticos y antes de que a alguien se le ocurriese lavarse las manos, y el instrumental, como paso previo a tamaña intervención, quirúrgica o no.
Pues, efectivamente, así era la cosa. Aunque los casos en los que se ha encontrado una trepanación craneal no son muy elevados, la última estimación la realizó el Dr. Domingo Campillo para la península ibérica, y rondaba los 80-90 casos en el 2011, su interpretación siempre ha estado rodeada de controversia.
El diagnóstico de la causa de la aparición de una perforación en el cráneo como una trepanación se rige por una serie de cuestiones, entre las cuales destacan la forma del orificio y si hay o no regeneración de tejido alrededor de él, lo cual implica supervivencia del individuo tras la intervención. Me explico.
Técnicas de trepanación
La forma de llevar a cabo una trepanación comienza por retirar el cuero cabelludo para exponer el hueso del cráneo. A continuación, decidían la técnica para proceder: barrenado, abrasión o incisión, que eran las más empleadas.
Para la técnica de barrenado utilizaban como herramienta, de forma rudimentaria y antes de que apareciesen las barrenas metálicas, una piedra dura que podía ser una punta de sílex o de obsidiana, generalmente. El ataque al cráneo se realizaba con la herramienta en posición perpendicular y con movimientos repetitivos girando la muñeca de un lado hacia el otro, aplicando presión.
Otra de las técnicas es la abrasión, mediante la cual se conseguía la perforación lijando el cráneo, de forma repetida, hasta llegar a las meninges con una piedra granujienta, un núcleo pétreo con aristas.
La última técnica más conocida es la incisión. Se realizaba en forma cuadrangular o redondeada, a criterio del trepanador, empleando un cuchillo y una punta de sílex, respectivamente.
Estas prácticas se llevaban a cabo en los parietales, los huesos pares laterales de nuestro cráneo, que van desde algo más arriba de las orejas hasta la línea media del cráneo. Ocasionalmente se realizaban en el hueso frontal, y más raramente en el occipital. Lo más frecuente es que estas perforaciones aparezcan en el lado izquierdo del cráneo y, generalmente, en cráneos de varones. Por lo que sea. En cualquier caso, parece que la elección del lugar del cráneo para realizar la trepanación estaba muy ligado con que estuviese lo más desprovisto de masa muscular posible, para evitar hemorragias excesivas que pusiesen aún más en riesgo la vida de la persona sobre la que se practicaba esta intervención.
Para terminar, cabe decir que en este lado del mundo suelen asociarse las trepanaciones a intervenciones con motivaciones neurológicas: por hematomas subdurales, dolor crónico, traumatismos… pero al otro lado del océano, los hallazgos sobre trepanaciones con registros más grandes y mejor documentados de Perú, indican que podrían tener una intención ritual.
Y con esto me despido hasta la próxima.
Que el pensamiento crítico os acompañe, carbonian@s.