¿Has pensado alguna vez el coste medioambiental de ir de compras? Según el artículo publicado en la revista Nature por Kirsi Niinimäki, The environmental price of fast fashion la industria de la moda representa el 10% de la contaminación global. Esto la sitúa como la segunda industria más contamínate del mundo únicamente por detrás de la aviación. Además, esta industria sigue creciendo, principalmente por la denominada fast fashion. Esto es, prendas de poca duración y de fabricación barata. Los científicos alertan de que esto tiene un elevado coste a nivel medioambiental. Analizando el impacto en el uso del agua y los residuos textiles Kirsi Niinimäki y sus colaboradores afirman que estos incluyen más de 92 millones de toneladas de residuos producidos al año y 1,5 billones de litros de agua consumidos.
Además, también existe un alto impacto con respecto a las emisiones de CO2 y el uso de químicos contaminantes.
¿Cuáles son las posibles soluciones para esto?
En primer lugar, obligar a la industria a limitar la producción de residuos ya sea, a través de una reducción en la cantidad de ropa fabricada o apostar por la innovación en tejidos y procesos mas ecológicos. Por otro lado, nosotros podemos invertir en prendas más duraderas y con menor huella ecológica.
Pero no siempre la moda es un problema para la ciencia.
De hecho, la investigación en torno a tejidos usados en la moda como la seda, ha llevado al producir biomateriales que se pueden usar en medicina regenerativa.
La fibroína, proteína que se extrae de la seda, es un material biocompatible, biodegradable, que puede producirse en diferentes formatos (gel, film, microfibras…) y cuya producción es sencilla y sostenible. Debido a su similitud con las fibras de colágeno del tejido conectivo se investiga su uso en nervios, tejidos, tendones…
Históricamente, algunos de los “diseños” más relevantes de la humanidad han sido creados por la ciencia. Por ejemplo, los trajes para astronautas, bomberos, submarinismo…
Detrás de cada uno de ellos hay una amplia investigación enfocada en crear tejidos capaces de resistir ciertas condiciones de la naturaleza como las temperaturas extremas, el fuego, grandes diferencias de presión, radiación solar…
Por ejemplo para el de astronauta, se usan materiales como el Kevlar que es una poliamida sintetizada por primera vez en 1965 por la química Stephanie Kwolek y con numerosas propiedades mecánicas, térmicas, eléctricas, etc.
Y hasta aquí la entrada de hoy!