¡¡Hola amigo carbonian@!!
En la entrada de hoy voy a daros unas pinceladas sobre un aspecto que nos define “molecularmente hablando” a cada uno de nosotros, los polimorfismos. Si te estás preguntando «¿Qué son?», continúa leyendo…
Polimorfismo es el nombre que se da a las variaciones naturales del genoma y que marcan la diferencia entre los individuos de una misma especie. Ahora bien, ¿has conocido alguna vez a alguien que sea idéntico a ti? No, ¿verdad? Pues entonces imagina la inmensidad de polimorfismos que existen a lo largo del genoma humano… ¿Has pensado una cifra? Seguro que te has quedado corto.
En definitiva, se trata de mutaciones que han ido surgiendo a lo largo de la evolución, se han instaurado en al menos un 1% de la población y han terminado liderando la variabilidad interpersonal que hace que cada uno de nosotros seamos diferentes. En ocasiones estas variaciones en el genoma suponen una condición ventajosa para un aspecto concreto, otras veces no, y en la gran mayoría de los casos, no acarrean cambios relevantes en nuestras vidas. A continuación, te hablaré de algunos de ellos.
¿Por qué a ti te sabe diferente?
Los polimorfismos que más curiosos me resultan son aquellos que pueden determinar las diferencias entre nuestros gustos respecto a comida u olores (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23878414/). En parte, estas diferencias, se pueden explicar por las variaciones alélicas en los genes de la familia TAS2R que determinan el nivel de amargor que apreciamos al ingerir ciertos alimentos, como ocurre por ejemplo con el café, las bebidas tónicas o la cerveza.
Algo parecido sucede con la variabilidad de apreciaciones del sabor del cilantro. Seguro que en alguna ocasión has oído que hay quienes saborean el cilantro como detergente o algo parecido (yo soy una de esas personas), mientras que otros, más afortunados, aprecian un sabor cítrico. Pues bien, un estudio realizado con muestras de más de 11000 personas (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20585627/) ha vinculado esta diferencia en el sabor del cilantro con un polimorfismo en el gen OR6A2, que codifica para un receptor olfativo implicado principalmente en la detección de olores herbáceos. Aunque, dada la complejidad del humano, no sólo se ha relacionado con polimorfismos en un único gen. De hecho, otros investigadores han descrito la implicación de ciertas variantes presentes en otros genes (TRPA1, GNAT3 y TAS2R50) en estudios realizados en gemelos (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22977065/).
¿Y en salud?
También me despierta curiosidad el papel que pueden desempeñar ciertos polimorfismos genéticos en el metabolismo de fármacos. Algunos de ellos, de hecho, se pueden emplear como biomarcadores que ayuden a guiar los tratamientos de pacientes con cáncer. Por ejemplo, la presencia de ciertos polimorfismos en CYP2D6 o en UGT1A1 se puede emplear para ajustar la dosis respectivamente de tamoxifeno o irinotecán en cáncer de mama o colorrectal. Además, algunos polimorfismos pueden influir en la respuesta farmacológica. Un ejemplo de ello viene dado por una variante presente en GSTA1, la cual se ha vinculado con la supervivencia de las pacientes con cáncer de ovario que reciben esquemas de quimioterapia basados en cisplatino (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19786980/).
Otros ejemplos de polimorfismos curiosos se vinculan con la predisposición a padecer ciertas enfermedades. En particular, una variante polimórfica del gen CYP4A11, donde un cambio de nucleótido en la secuencia del ADN provoca la sustitución de un aminoácido de fenilalanina por serina, provoca una reducción en la actividad del enzima generado. Este cambio tan pequeño se ha relacionado con mayor incidencia a presentar hipertensión, accidente cerebrovascular isquémico y enfermedad coronaria (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23584425/).
En general, suele ser algo más complejo porque cualquier característica no viene influida por un único gen, sino más bien por la interacción de varios genes. Un ejemplo de esta complejidad se aprecia con la diabetes de tipo 2 (DM2), la cual se desarrolla no solo por la dieta y sedentarismo, sino también por una cierta predisposición genética. En esta revisión (https://www.redalyc.org/pdf/579/57916060002.pdf), los investigadores mencionan varios polimorfismos relacionados con el desarrollo de diabetes, pero desde luego no en un único gen. Algunos de los muchos que mencionan son RETN, KCNJ11, ACE y PTPN1.
Y respecto a enfermedades cerebrales, se ha identificado la presencia de algunos polimorfismos en los genes DRD2, DRD3, DRD4 o DAT1 que parecen influir en el desarrollo de adicción a ciertas sustancias (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33819378/). Tal es el caso de los que afectan a la actividad del gen MAGED1, y que se ha vinculado con síntomas de adicción a cocaína en ratones (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30002119/).
Por otro lado, algunas variantes del gen CHRNA5, se han asociado con adicción al consumo de nicotina, opioides, cocaína o alcohol (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33539855/). Pero obviamente esto no es tan simple, existen muchas otras variantes como las apreciadas en CYP2A6 que también infieren en la adicción a la nicotina, entre otros.
De manera interesante, los individuos que poseen ciertas alteraciones en el gen ALDH, y presentan disminución en la actividad del enzima aldehído deshidrogenasa, provocan la acumulación de acetaldehído lo que les produce diferentes síntomas como enrojecimiento de la piel, vómitos o náuseas tras un consumo no excesivo de alcohol. Estos pacientes, en definitiva, pueden ser más propensos a sufrir los signos derivados del consumo de alcohol y finalmente enfermedad hepática alcohólica (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29779728/).
Ahora que conoces todos estos ejemplos… ¿Qué te parece que un cambio tan minúsculo pueda determinar ciertos aspectos de nuestro cuerpo? ¿A que querrías participar en alguno de estos estudios? En general, todas estas variaciones son fascinantes, pero, querido lector, no me gustaría que creyeras que todo está escrito en nuestros genes… porque su expresión se modula dependiendo del ambiente en el que se encuentre. De eso, te hablaré en otra entrada.
¡Feliz semana!