¡Hola! Os escribo desde la soleada Creta (Grecia), donde estoy participando en una reunión de consorcio de uno de los proyectos de investigación en el que participo (RadioVal – https://radioval.eu/), además de llevar la coordinación científica. Me pareció un tema interesante (y muchas veces desconocido) para comentar en el blog.
Empecemos por el principio…
Introducción a los Proyectos de Investigación y los Consorcios
En el mundo de la ciencia y la tecnología, los proyectos de investigación a menudo requieren la colaboración de múltiples organizaciones y expertos en diferentes áreas. Estos proyectos se llevan a cabo a través de consorcios, que son alianzas estratégicas entre universidades, centros de investigación, empresas y otras entidades. Los consorcios permiten la combinación de recursos, conocimientos y tecnologías para abordar problemas complejos que una sola entidad no podría resolver por sí sola.
Diversidad de Socios en un Consorcio
Los socios de un consorcio pueden provenir de diversos ámbitos y especialidades (se potencia la interdisciplinaridad), lo que enriquece el proyecto con una variedad de perspectivas y habilidades. Por ejemplo, un proyecto de investigación en biomedicina podría incluir biólogos, químicos, ingenieros, médicos, abogados, filósofos y expertos en informática. Esta diversidad es una fortaleza, ya que permite abordar los desafíos desde múltiples ángulos y encontrar soluciones más innovadoras y completas.
La Necesidad de Reuniones de Consorcio Periódicas
Para asegurar el éxito de un proyecto de investigación, es crucial que los socios del consorcio se reúnan periódicamente. Debido a la distancia física entre los diferentes socios y la frecuencia de las reuniones, las nuevas tecnologías / plataformas digitales de comunicación online (Zoom, TEAMS, etc.) permiten una coordinación eficaz, resolución de problemas, seguimiento del progreso del proyecto e intercambio de conocimientos de forma rápida.
Desafíos de las Reuniones Virtuales
Aunque las reuniones virtuales son convenientes y pueden ahorrar tiempo y recursos, también presentan desafíos (muchos vividos en los últimos años a partir de la pandemia del COVID):
- Fatiga de Zoom: Las reuniones virtuales prolongadas pueden ser agotadoras y afectar la concentración y la productividad de los participantes.
- Limitaciones Técnicas: Problemas de conexión a internet y otros fallos técnicos pueden interrumpir el flujo de las reuniones.
- Falta de Interacción Personal: La comunicación cara a cara permite una mejor interpretación de las señales no verbales y puede facilitar una colaboración más estrecha y efectiva.
La importancia de la presencialidad
Por esos motivos, a pesar de las ventajas de las reuniones online, es necesario volver a la presencialidad. Tener a todos los socios en la misma habitación tiene muchas ventajas y permite revisar progreso conjuntamente y resolver dudas concretas. Éstas también permiten ir más allá y conocer en muchas ocasiones la parte más personal de algunos colaboradores y estableces las bases para futuras relaciones/colaboraciones científicas, como puede ser diseñar nuevos proyectos de investigación.
En resumen, aunque las reuniones virtuales pueden ser cansadas, son una herramienta valiosa que, bien gestionada, aunque no hay nada como una reunión presencial para facilitar avances clave en los proyectos de investigación y contribuir al éxito del consorcio.