Hola Carbónicos amigos de la ciencia. Como soy nueva en este foro, quería presentarme y presentar de alguna forma mi principal motivación: las plantas. Soy Estrella y soy la conservadora del Herbario LEB Jaime Andrés Rodríguez de la Universidad de León. Lo primero que viene a la cabeza de un gran número de personas cuando dices esta frase, es que trabajas en un herbolario, dispensando plantas medicinales e infusiones capaces de aplacar las más diversas dolencias. También es recurrente la imagen de un invernadero en el que cultivamos especies exóticas para el deleite de la humanidad. Sin embargo, yo me quedo con la definición del elocuente periodista Fulgencio Fernández, que un día nos visitó y se refirió a nuestra institución (porque es de todos), como la casa de las cien mil plantas, aunque yo, personalmente, suelo referirme a ella como la “biblioteca de las plantas”.
Empecemos por el principio: un herbario es una colección o un conjunto de colecciones naturales de grupos taxonómicos relacionados con la botánica “sensu lato” (reinos Plantae, Fungi y Chromista, principalmente) en las que se preservan especímenes etiquetados, clasificados y ordenados. Además, un herbario es el lugar físico en el que se custodian dichos ejemplares. Aunque la forma más conocida de preservar los especímenes, consiste en un pliego de herbario, en el que las muestras se guardan secas tras un proceso de prensado, en un herbario se custodian también ejemplares secos, colecciones vivas, especímenes preservados en líquidos, colecciones de muestras de microscopio, ADN, tejidos o cultivos in vitro, entre otros.
El primer herbario se atribuye a Luca Ghini, profesor de Botánica en la Universidad de Bolonia, que en 1551 prensó y secó plantas para enviarlas a sus colegas por correo para intercambiar ideas e impresiones, aunque de este herbario ya no quedan ejemplares. Mucho antes, las láminas botánicas habían ocupado este nicho y también los jardines botánicos, cuna de muchos de los herbarios posteriores. Existen herbarios históricos con ejemplares preservados que tienen casi medio milenio de antigüedad. La técnica del herbario se populariza con la figura del maestro y naturalista Carl von Linneo, cuyo herbario aún podemos visitar y está disponible en la web gracias a The Linnaean society. Linneo ordena y clasifica las especies atendiendo a las características de sus órganos sexuales y diseña el sistema binomial que aun hoy es utilizado para nombrar las especies. Sin embargo, el avance de la nomenclatura y la taxonomía han optado por una clasificación fundamentada en la relación evolutiva de las diferentes especies y han establecido una serie de códigos y normas muy estrictos aplicados universalmente que se recogen en Código Internacional de Nomenclatura para algas, hongos y plantas (Código de Shenzhen) adoptado por el decimonoveno Congreso Internacional de Botánica enjulio de 2017 en China. Los nombres de las especies siempre se asocian a una muestra que se deposita en un herbario y que se denomina ejemplar “tipo”. Los tipos se custodian en los herbarios como preciadas obras de arte y son una medida de la importancia y de la actividad investigadora desarrollada en torno al mismo. El avance en las técnicas moleculares y el mayor conocimiento de las especies ha permitido que la ciencia ahonde en algunos grupos taxonómicos más desconocidos, lo que provoca cambios continuamente en los nombres de las especies o en su clasificación. Es por ello que la botánica es una ciencia viva y hay que entender (aunque a veces cueste) que los botánicos no cambian los nombres de las plantas por capricho, sino en respuesta a un avance científico.
Hoy en día, los herbarios son organismos públicos, aunque de acceso restringido, normalmente adscritos a centros de enseñanza o investigación y que conforman una gigantesca red. Los herbarios institucionales de todo el mundo se recogen en un índice disponible en la red, el Index Herbariorum, creado por la institución New York Botanical Garden, en el que se adscriben más de 3100 herbarios de todo el mundo que custodian permanentemente más de 390 millones de especímenes. Esta red permite que entre estas instituciones fluya el intercambio de conocimiento y de material, lo que resulta crucial para el avance de la ciencia y la taxonomía botánica a nivel global. Las muestras de herbario son una fuente de conocimiento altamente fiable, avalada y revisada por expertos que contribuyen al conocimiento y, por supuesto, a la educación. Parte de este conocimiento está disponible en la web de forma gratuita gracias a proyectos de diversa índole, algunos de ellos internacionales y financiados por gobiernos de todo el mundo, como GBIF (Infraestructura Mundial de Información en Biodiversidad). Con ello se contribuye a la divulgación de los datos de biodiversidad, al conocimiento de la misma y, esperemos, a su salvaguarda.
Enhorabuena por el artículo y por tu trabajo!
Saludos desde Granada,
Laura Baena
Muchas Gracias!!!!!
Un abrazo enorme, Laura.
Estrella