¡Hola a tod@s los carbonianos!
Empieza un nuevo año, 2.024 d.C., pero nos toca regresar a los tiempos a.C. para dar continuidad al anterior artículo sobre latinajos y veterinaria que terminábamos con la garrapata Argas (de Argos, el monstruo de los 100 ojos que fue muerto por Hermes y cuyos ojos fueron puestos en la cola del pavo real).
¿Pero quién se inventó esto de antes y después de Cristo? El monje matemático Dionisio “el Exiguo” por orden del Papa Juan I en el año 525 d.C. fue el encargado de proponer al año 754 AUC (los romanos dataron el año de fundación de Roma por Rómulo como año 1 AUC, anno urbis conditae ) como 1 anno Domini (a.D.) que significa el año 1 del Señor, es decir año 1 d.C. (después de Cristo). Usamos a Cristo como sinónimo de Jesús, ya que así nos lo indica la Biblia: Jesús preguntó a sus discípulos “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”, Pedro contestó: “¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!” (Mateo 16:15-16).
Pero lo que conocemos como Era Cristiana para numerar los años a partir del nacimiento de Cristo (Jesús) parte de un error en los cálculos del matemático Dionisio, ya que no coincide con las fechas de los Evangelios que nos dicen que Jesús nació en tiempos de Herodes y por tanto antes del 750 AUC; hoy se acepta que esa fecha de nacimiento debería ser 6 años antes….
¡Feliz 2.030 d.C.!
Hermes, fue el dios de los pastores. En la mitología griega, como hijo de Zeus este le encargó que robara la vaca Ió que estaba en manos de Argos, un gigante de 100 ojos que todo lo veía. Esta vaca o ternera era de color blanco, siendo en realidad una ninfa, y estaba resguardada por Argos por encargo de Hera. La ninfa en forma de ternera había sido amante de Zeus y este la transformó cuando su esposa Hera lo descubrió, poniéndola esta al cuidado de Argos. Así Hermes se disfrazó de pastor y con su flauta durmió al gigante y lo decapitó con una espada en forma de media luna, y Hera en deuda con Argos y como dedicatoria póstuma puso sus cien ojos en la cola del pavo real.
Es también Hermes el acrónimo de Harmonisation & Recognition of LAS education and training in MEmber States, un proyecto Europeo para dar seguimiento a la directiva de la Unión Europea sobre protección de animales con fines científicos.
La hermenéutica es el estudio que interpreta, explica, traduce y por tanto intenta comprender textos escritos y comunicación verbal y no verbal, deriva del nombre del dios griego Hermes, el mensajero, al que los griegos le daban el origen de la escritura y el lenguaje, de la comunicación y el entendimiento humano.
El término técnico ἑρμηνεία (hermeneia, ‘interpretación, explicación’) se usa en la filosofía por el título de la obra de Aristóteles (Περὶ Ἑρμηνείας, Peri Hermeneias, 360 a.C.), traducida como “Sobre la interpretación”. De nuevo tenemos a Aristóteles en el origen, en este caso de la hermeneia como ciencia de la interpretación, ya lo tenímos también como estudioso de los animales y de la veterinaria con su famosa Historia de los Animales.
Han llegado hasta la actualidad muchas palabras de origen griego que usamos sobre todo en el campo médico y por tanto también en la veterinaria clínica. Usamos en veterinaria palabras de raíz griega como quirófano, cardiografía, podología, podómetro, neumonía, oftalmología, hematíes, osteocito, rinitis, analgésico, piorrea, glicerina, taquicardia, homeopatía, nefropatía, fagocito, microscopio, necropsia, etc…
Como ejemplo necropsia (de nekros – «cadáver», ὄψις – «vista»), que es el estudio de un cadáver animal para identificar la causa de su muerte. Si el cadáver es humano hablamos de autopsia…
En la Grecia clásica quienes se dedicaban a curar los caballos recibieron el nombre de “hipiatras” y las bases sobre las que se formaron constituyeron posteriormente un cuerpo doctrinal que se denominó “Hippiatriká”. La Hipiátrica (en griego Ἱππιατρικά-Hippiatriká) es una recopilación de textos griegos antiguos dedicados a la atención y curación del caballo. Los manuales veterinarios de Apsirto, Eumelo (médico veterinario de Tebas, Grecia), Hierocles e Hipócrates (460 a.C.-370 a.C.) el padre de la medicina, han sido la fuente de estos textos junto a otros veterinarios griegos como Simón de Atenas o Jenofonte.
También tenemos helenismos en los nombres científicos, ya que Linneo no solo usó palabras latinas sinó que se ayudó de otras de origen griego. La propia palabra Zoología es un helenismo: ζῷον [animal] + λόγος [estudio] + -ία [acción o cualidad], ciencia que trata de los animales. Siendo del étimo griego ζῷον, -ου, el monema en castellano zoo-, -zo(o)-, -zoo y con el significado de animal, tenemos por ejemplo a los protozoos (πρῶτος [primero] + ζῷον [animal]) o primeros animales. Y algunos nombres comunes de los animales son también de origen griego como Rinoceronte, Cefalópodo o Hipopótamo.
Rinoceronte viene de los términos griegos rhino (nariz) y kera (cuerno), minetras que Hipopótamo significa “caballo de río” ya que proviene de hippos (caballo) y potamos (río).
La leyenda de la calle Abada de Madrid, dice que en esa calle hubo durante el reinado de Felipe II “el Prudente”(1527-1598) unos feriantes portugueses con un rinoceronte (o abada) asesino que mató a un niño y al escaparse provocó el pánico en la ciudad. En recuerdo de ese episodio la calle lleva ese nombre.
Y también hay que acordarse de los nombres de los animales de la mitología griega, que aunque de origen mitológico, como animales que son a una clínica veterinaria deberían procurarse sus cuidados y pauta de vacunación si alguno de ellos encontráramos: quimera, centauro, basilisco, anfisbena, aracne, sirena, hidra de lerna, hipocampo, cerbero, cetus, mantícora, minotauro, licaón, empusa, esfinge, tifón, ofiotauro, telquines, etc.
Algunas de estas criaturas mitológicas han tenido cierta continuidad con algún animal actual. Así, la anfisbena (del griego “ampis”, en ambos sentidos) era una serpiente con dos cabezas, una en cada extremo del cuerpo, y ha dado nombre al género actual de los Amphisbaenia (culebrillas ciegas) que tienen cola y cabeza similares. El basilisco, otra criatura mitológica griega, vuelve a ser famoso por aparecer en los libros de Harry Potter, pero también ha dado nombre a un lagarto actual Basiliscus plumifrons. De Cetus, que significa monstruo marino, viene el nombre de cetáceos, familia de mamíferos marinos que incluye a ballenas y delfines.
Los caballos de Poseidon eran hipocampos, criaturas con cabeza de caballo pero cuerpo de pez y marinos. Serían nuestros actuales caballitos de mar. Y nuestros actuales manatíes y dugongos, de la familia de los sirénidos, son nuestras actuales sirenas del mar. Y las arañas vienen de Aracne, la hija de un tintorero, que tejía muy bien pero enfureció a Atenea con un tejido perfecto y esta la convirtió en una araña. El famoso cuadro del pintor barroco español Diego Velázquez (1599-1660) sobre la fábula de Aracne (Las Hilanderas) representa el enfado y el castigo de Atenea a la hilandera.
Hay también partes humanas en algunas de estas criaturas griegas, así Centauro es la mezcla de un hombre o mujer con un caballo, y la esfinge es un rostro humano con cuerpo de león. Pero esfinge es el nombre helenizado de una criatura ideada por los antiguos egipcios, que no solo tenía cabeza de hombre o de mujer, sinó que también la podía tener de carnero con cuerpo de león (crioesfinges) o de halcón con cuerpo de león (hieracoesfinges). Y con estas criaturas mitológicas egípcias podríamos dar entrada a otro apasionante Carbonoticia sobre Egipto y Veterinaria.
Muy interesante y entretenido. El ínfimo pececillo marino amphioxus con cabeza y cola en punta tiene similar etimología que el anfisbema: ambos en punta. Es un eslabón entre los procordados y los vertebrados