Tengo que confesaros que como ya llevo algún tiempo escribiendo entradas «carbonianas» a veces me cuesta encontrar ideas chulas que contaros. Cuando me ocurre esto, recurro a algún tema dentro de mi “zona de confort”. Por eso esta entrada va de crecimiento y marcado de peces.
Ya os he contado que llevo casi toda mi vida profesional dedicada al estudio del crecimiento de los peces. Y sin duda la especie a la que he dedicado más tiempo y trabajo es la merluza (Merluccius merluccius). ¿Por qué? Pues porque aunque se trate de una especie de gran interés pesquero y alto valor comercial, su biología todavía esconde secretos. Como queremos que este recurso sea sostenible en el tiempo habrá que estimar lo mejor posible el número de merluzas que hay en el mar y así recomendar cuántas se pueden pescar. Por todo esto es necesario estudiar a esta especie como se merece y, entre otras cosas, llegar a validar su crecimiento.
De los otolitos y los anillos que marcan cada año ya os he escrito en entradas anteriores (recordad, igual que los troncos de los árboles). Pero ¿se corresponde la edad que “leemos” en el otolito con la edad real del pez? ¿Conocemos con certeza cómo crece? Para ayudar a responder a estas preguntas disponemos de una valiosa herramienta: las campañas de marcado y recaptura. Este es el tema de hoy, espero que os guste.
Campañas de marcado y recaptura.
Las campañas de marcado cuentan con una primera fase donde un número de peces de la especie objetivo son capturados vivos por un barco debidamente acondicionado. Cada uno de los individuos capturados se mantiene vivo, se mide, se pesa, se marca (interna y externamente) y se vuelve a liberar al mar. Cuando pasado un tiempo ese mismo pez vuelva a ser pescado (recapturado) se medirá de nuevo. Como conocemos las fechas de la primera y segunda captura, podemos relacionar el aumento en tamaño del animal con el paso del tiempo. ¿Sencillo? No tanto.
¿Ventajas? los datos conseguidos a nivel individual son muy fiables ¿Inconvenientes? Además de su elevado coste, el porcentaje de recapturas es muy bajo. Y para validar el crecimiento de una especie se necesitan muchas recapturas y que el intervalo de tiempo entre el marcado y la recaptura sea amplio (por lo menos1 año)… pero el mar amigos míos es muy grande.
El ejemplo de la merluza
Entre 2004 y 2009 el Instituto Español de Oceanografía (IEO) realizó una serie de campañas de marcado de merluza. Gracias a las recapturas de algunas merluzas marcadas se comprobó que los anillos de los otolitos no se estaban interpretando correctamente y que las edades dadas por los expertos no coincidían con la edad real.
El plan de estas campañas fue pescar las merluzas vivas, marcarlas, liberarlas de nuevo al mar y que pasado un tiempo volviesen a ser pescadas (y por supuesto, poder recuperar el ejemplar y la marca). Parece sencillo, pero cada uno de estos pasos tiene gran complejidad técnica. Os cuento:
Campañas de marcado de merluza
Para capturar merluzas vivas y marcarlas lo primero es poder reducir al máximo el tiempo que pasan fuera del agua y evitar que sufran. Esto obligaba a tener unas instalaciones en el barco bien acondicionadas y contar con un personal entrenado y eficiente. Y por suerte eso lo teníamos.
Para la captura de los ejemplares se adaptó el arte de pesca de arrastre y en lugar del copo tradicional (un embolsamiento al final de la red) se usó un copo piscina, que es una estructura semirígida que retiene el agua y mantiene vivas las merluzas cuando sube la red al barco.
Además, para evitar cambios bruscos de presión al subir el copo piscina, las pescas se realizaron a menos de 100 metros de profundidad y duraban menos de 15 minutos. En cubierta había varios tanques donde se trasladaban las merluzas para que se recuperasen y aclimatasen, con un aporte continuo de agua de mar y control de temperatura.
Pasado un tiempo prudencial, las merluzas en mejores condiciones se midieron y se marcaron (interna y externamente). La marca externa ha de ser bien visible porque sirve para reconocer y recapturar el ejemplar marcado.
Por el contrario, la marca interna no es visible pero dejó una señal en los otolitos que sirvió para validar el crecimiento de cada merluza marcada. El marcado interno consiste en una inyección intramuscular de una solución que deja una señal en el otolito visible bajo luz ultravioleta. Con esta marca ultravioleta en el otolito se pudieron identificar los anillos de crecimiento que cada merluza recapturada formó entre el momento del marcado y el de la recaptura.
Después de toda la manipulación y para facilitar que se recuperen del estrés, se llevan a otro tanque en total oscuridad.
Ya recuperadas, las merluzas fueron devueltas al mar de manera ordenada. Para evitar recapturas inmediatas se liberaron fuera de las zonas donde faena la flota comercial.
Aquí acabaría la primera parte y ahora comenzaba la tarea de esperar un tiempo prudencial para recuperar los ejemplares marcados otra vez del mar. Para ello fue necesario organizar una campaña publicitaria por todo el litoral en puertos, lonjas, cofradías, cooperativas, etc., informar a los profesionales y conseguir que colaborasen y devolviesen los ejemplares con marca externa que lleguen a sus barcos, almacenes, lonjas, etc. Si ese retorno no se producía, el fracaso estaba asegurado. En esta ocasión, y aún realizando una campaña publicitaria con la colaboración de medios escritos y de la televisión, el número de merluzas recapturadas (animal y marca) fue discreto y osciló entre el 3% y el 6 % del total de las merluzas marcadas en cada una de las campañas.
Las merluzas recapturadas que llegaron al laboratorio se midieron, pesaron, sexaron y se guardaron sus otolitos. Además de saber lo que habían crecido en talla y peso, la marca interna que se fijó en los otolitos nos permitió estudiar la zona de crecimiento del otolito desde que fue marcado hasta la recaptura.
Con los resultados obtenidos se dedujo que aunque tenían una gran variabilidad individual, la tasa de crecimiento de la merluza puede llegar a ser el doble de la tradicionalmente considerada. Es decir, que en un año una merluza puede llegar a crecer hasta el doble de lo que estaba aceptado. Este resultado invalidaba el criterio de lectura de los otolitos que se estaba aplicando hasta ese momento. Y como consecuencia desde 2010 están en suspenso las lecturas de otolitos de esta especie.
Y es que en ciencia el fracaso es también un resultado y avanzar consiste en olvidarse de lo establecido para volver a empezar. Una y mil veces. No lo olvidéis.
Para saber más, este vídeo os servirá: https://www.youtube.com/watch?v58n6pl17qFCU
Esta entrada va dedicada a la responsable de estas campañas, compañera de fatigas y responsable durante muchos años del crecimiento de la merluza la doctora Carmen Gloria Piñeiro Alvarez, todo un ejemplo de esfuerzo y tesón.
¡Hasta la próxima entrada marina!