Aprovechando que me encuentro sumergido en un proyecto de impresión 3D en medicina, quisiera aprovechar para hablar del potencial de este tipo de tecnología. La impresión 3D parece que, al igual que la inteligencia artificial, está en auge ultimamente y será tecnología clave en nuestro futuro.
Como su nombre indica, la impresión 3D (o fabricación aditiva) permite la creación de un objeto físico en 3 dimensiones a partir de la impresión, capa a capa, de un modelo 3D digital, previamente creado en un ordenador (modelo CAD). Aquí os dejo un ejemplo de modelo digital y físico de una mama con su estructura interna (¡mi primera impresión 3D!). Para que el objeto no se caiga durante la impresión, se suele crear artificialmente unos soportes que son retirados después de la impresión.
Existen varios tipos de tecnologías de impresión 3D (por inyección, por deposición, por fotopolimerización, etc.). La tecnología más común a nivel doméstico y asequible económicamente es el modelado por deposición fundida (FDM). En este caso, filamentos termoplásticos se calientan y se depositan en unas determinadas coordenadas de una plataforma móvil, que va bajando a medida que avanza la impresión. En este link os dejo un pequeño video bastante ilustrativo de este procedimiento.
Existen muchos tipos de marcas de impresora y modelos en el mercado. Cada una tiene diferentes capacidades de impresión y resolución. Incluso existen tutoriales para crear tu propia impresora 3D (Do it yourself!): https://www.zonamaker.com/impresion-3d/crea-impresora
Los materiales empleados para imprimir son clave en las investigaciones y seguramente es aquí dónde actualmente se están realizando los mayores avances científicos. Inicialmente se imprimía principalmente con plásticos, pero a día de hoy existe la posibilidad de emplear una gran variedad de plásticos (ABS, PLA, etc.) metales (titanio, plata,…), materiales cerámicos e incluso bio-materiales compatibles con el cuerpo humano (plasmas) en el ámbito de la medicina, que son absorbidos más tarde por el propio cuerpo. Cada material tiene sus propiedades (precio, textura, dureza, color, transparencia,…) y se utilizan dependiendo de la finalidad del objeto a imprimir.
El potencial de la impresión de objetos 3D es inimaginable: piezas de automóviles, órganos, prótesis, piezas para la propia impresora, etc.). Hace poco leí sobre una empresa española que realiza escayolas personalizadas más ligeras y sumergibles a partir de un material plástico biodegradable (#AdiósEscayolas). Además, ¡permiten rascarte cuando te pica!. Definitivamente un gran avance de la ciencia.
El proyecto de investigación en el que trabajo (QuirofAM) consiste en la impresión 3D de algunos órganos del cuerpo humano (como la mama) a partir de imágenes médicas 3D (tomografía computarizada o resonancia magnética). Este modelo 3D permite al cirujano una mejor planificación a la hora de operar un paciente. Ya iré compartiendo avances y experiencias con esta tecnología de impresión en los próximos meses.
¿Cuantos de vosotros ya utiliza impresoras 3D? Contadnos vuestras experiencias.
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