¡Hola carbonian@s!
En la anterior entrada os conté que trabajo en genética de organismos marinos. Digamos que no es una descripción muy precisa, pero para lo que os quería contar era suficiente. No me lo tengáis en cuenta, ¿vale? Los genéticos o genetistas pueden elegir entre un montón de especialidades que, como seguro sabéis, no suelen están definidas por los organismos objeto de estudio.
En genética estudiamos los genes, ¡Sorpresa! Cada vez que lo digo pienso en La princesa prometida (1987), una de mis pelis favoritas, con banda sonora de Mark Knopfler e Iñigo Montoya repitiendo hasta la saciedad “Mi nombre es Iñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir” (Ojo, que el libro tampoco tiene desperdicio). Pues bien, al principio de la historia el narrador nos cuenta que “el caballo de Buttercup se llamaba caballo” y apostilla “Buttercup nunca tuvo una imaginación desbordante”. Pues esto es igual.
Retomando, estudiamos qué son los genes y cómo funcionan y, sobre todo, cuáles son los mecanismos de la herencia. Tratamos de identificar qué rasgos o caracteres biológicos se heredan y cómo pasan de generación en generación.
Mi especialidad es la genética de poblaciones y evolución, y hoy me apetece hablar de evolución. Durante este tiempo de pandemia (no “global”, que está implícito en la palabra pandemia) no he podido dejar de pensar en el reto que estamos afrontando como especie. ¡Si Darwin levantara la cabeza! Afortunadamente, no parece que la situación se aproxime a la visión apocalíptica de Siniestro total en su canción Pueblos del mundo, ¡Extinguíos!, aunque os recomiendo escucharla igualmente 😉
El 24 de noviembre de 1859 Charles Darwin publicó On the Origin of Species by Means of Natural Selection (Título original de la primera edición, desafortunadamente acortado en ediciones posteriores) en el que presentó su teoría de la evolución apoyada por multitud de ejemplos, argumentos e incluso objeciones y una recapitulación de estas últimas al final del libro. ¡¡Grande!! Pero lo más importante de esta obra es su protagonista, la selección natural como motor de la evolución. La evolución es un proceso universal por el cual los seres vivos se transforman a través de las generaciones. Este proceso es el responsable de la diversidad de formas de vida que existen en la Tierra, originadas a partir de un antepasado común.
Para explicar la selección natural lo mejor es citar al Maestro; en el enlace tenéis un fragmento de las conclusiones de El origen de las especies. En resumen, en las poblaciones existe una panoplia de características heredadas de los progenitores y aquellos individuos que posean características mejor adaptadas al ambiente sobrevivirán más probablemente que los que posean otras menos adaptadas. Dicho esto, parece claro que siempre sobreviven los mejores, ¿no? Pues depende, ya sabéis cómo somos los gallegos. Sobreviven los mejores en unas condiciones determinadas. Vamos, que a veces las características seleccionadas no son las que esperaríamos.
Lo mejor es un ejemplo. Pongamos como característica heredada la anemia falciforme y, como ambiente, un país donde la malaria sea endémica. La anemia falciforme es una enfermedad monogénica (causada por un solo gen), y la malaria una enfermedad parasitaria provocada por el protozoo Plasmodium falciparum y transmitida por el mosquito Anopheles. Ambas enfermedades tienen mayor incidencia en África, y se ha comprobado que en las zonas donde la frecuencia de transmisión de la malaria es mayor, la incidencia de Anemia falciforme también lo es. Así que, en este caso, los portadores de la anemia falciforme son más resistentes a la malaria.
Y, ¿a qué me recuerda esto? A Guerra mundial Z, el libro o la peli, como prefiráis. Atención al spoiler, la única manera de pasar inadvertido para los zombis era tener una enfermedad grave. Et voilá, los enfermos son de nuevo los que sobrevivirían a un apocalipsis zombi.
No me enrollo más, lo único que me queda por contaros es que Darwin publicó varios libros y realizó numerosos experimentos. Merece la pena leerlo y pensarlo. Para abrir boca os recomiendo su Autobiografía. Ya me contaréis 😉
El Cambio Climático está provocando cambios drásticos en el Medio Marino y también en las Pesquerías. Sería interesante saber que cambios está provocando en la Genetica de Poblaciones. Saludos.Sin Ciencia no hay
Futuro.
Gracias por tu comentario y por la idea para una próxima entrada 😉