Pues así es. Todo organismo viviente emite una pequeña radiación. Y no solo nos irradiamos a nosotros mismos, sino a los que nos rodean.
Comencemos por el principio. ¿Qué es la radiactividad? Pues la radiactividad corresponde a un fenómeno físico en el que ciertos elementos inestables por naturaleza emiten radiación en su búsqueda por la estabilidad. Esta radiación puede ser de naturaleza electromagnética (rayos X o gamma) o corpuscular (núcleos de helio, electrones, positrones, protones, etc.).
El ser humano puede generar radiación artificial (radiactividad inducida) al bombardear núcleos estables de moléculas con ciertas partículas, creando así una nueva molécula inestable que se desintegra radiactivamente. Esta radiactividad, bajo estricta supervisión (normalmente por un físico), puede ser beneficiosa para el ser humano como vemos cada día en aplicaciones médicas (pruebas de rayos X, medicina nuclear) o incluso para obtener energía (centrales nucleares).
Pero no todas las fuentes de radiación las genera el ser humano. De hecho, existe un gran número de fuentes de radiaciones en la naturaleza.
- Radiación cósmica. El sol, al igual que las estrellas, emiten radiación cósmica que llega a la Tierra. La intensidad de esta depende de las condiciones atmosféricas, la altura o el campo magnético de la tierra. De hecho, cuando viajamos en un avión estamos expuestos a una menos protección de la atmósfera, por lo que recibimos mayor radiación del espacio exterior. Estudios han calculado que volar a una altura de 10,5 km (35.000 pies), una persona recibe unos 0.003 miliSievert (mSv) cada hora (ya definiremos que es un Sieverts más adelante). Al mismo tiempo, los astronautas, que orbitan fuera de la atmósfera, reciben una alta dosis de radiación al no tener protección de la atmósfera terrestre. Siendo esta una de las principales limitaciones de la duración de los viajes en el espacio.
- Radiación terrestre. La Tierra por sí misma es otra fuente de radiación. Materiales radioactivos (uranio, torio o radio) se encuentran de forma natural en el suelo y las rocas. Además, el aire que respiramos contiene radón, que se considerada la mayor fuente de radiación terrestre. El agua también puede contener pequeñas cantidades de elementos radioactivos (uranio), así como toda la materia orgánica (plantas y animales) contienen carbono radioactivo y potasio. Muchos de éstos los ingerimos de forma habitual. La dosis terrestre varía dependiendo de en qué parte del mundo nos encontremos, siendo mayor en zonas con altas concentraciones de uranio y torio en el subsuelo.
- Radiación interna. Cada persona, como materia orgánica que somos, produce radiación internamente debido a fuentes radioactivas como potasio 40 y carbono 14. Así que al final nos irradiamos a nosotros mismos y a todos aquellos que nos rodean (https://masabadell.wordpress.com/2009/02/23/%C2%A1cuidado-soy-radiactivo/). La variación de radiación emitidas entre diferentes personas es muy pequeña comparada con la radiación cósmica o terrestre.
Ahora que tenemos más claro la radiación, ¿por qué puede resultar peligrosa? Pues la radiación puede acelerar mutaciones indeseadas en nuestro ADN y, cuando estamos expuestos a altas dosis de radiación, existe el riesgo mayor de desarrollar algún tipo de cáncer a lo largo de la vida. A día de hoy, esta probabilidad de desarrollar cáncer está basada en estudios de supervivientes de bombas nucleares (p. ej. Hiroshima), trabajadores de plantas nucleares y radiaciones médicas de pacientes.
En España, es el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN –https://www.csn.es/) el organismo encargado de vigilar los niveles de radioactividad de la población. La unidad de dosis de radiación que puede ser utilizada para estimar el riesgo de cáncer suele venir dada en miliSievert (o mSv). Según el CSN, la dosis media de radiación de la población española es de unos 3,7 mSv, siendo 2,4 mSv (65% del total) debido a radiación natural. Con respecto a la radiación artificial, la mayor fuente de exposición a la que estamos sometidos es debido a las pruebas diagnósticas (rayos X, medicina nuclear,etc.) y su uso está bastante controlado, estando limitado, por norma general, a unos 1 mSv por año.
Dicho todo esto, hay que destacar que la vida en la tierra siempre ha estado rodeada de radiación. De hecho la mayoría de la radiación que recibimos procede de la naturaleza. Así ha sido siempre y así seguirá siendo. Ya sabéis algo nuevo carbonianos. ¡Radiad en paz!
Referencias:
https://www.nrc.gov/about-nrc/radiation/around-us/sources/nat-bg-sources.html
https://www.csn.es/documents/10182/914805/Dosis%20de%20radiaci%C3%B3n