Vendedores de Ciencia

“El que trabaja con las manos es un obrero, el que trabaja con las manos y la cabeza es un artesano y el que trabaja con las manos la cabeza y el corazón es una artista (Louis Nizer)…Pero  el que trabaja con las manos, la cabeza, el corazón y los pies es un vendedor” (autor anónimo).

Cuando trabajas en ventas tienes la oportunidad de viajar, conocer a mucha gente estupenda y compartir experiencias con otros técnicos y ganaderos, lo que resulta enriquecedor. Hoy mi entrada (y de ahí su título) está muy relacionada con las ventas, en concreto con algunos de los productos que ofrece la empresa en la que trabajo: voy a escribir acerca de los nutracéuticos.

Los nutracéuticos son ni más ni menos que productos con capacidades terapéuticas provenientes de fuentes naturales. Apuntad este nombre porque estos productos están llamados a protagonizar las nuevas prácticas de manejo y los tratamientos del futuro en la alimentación animal.

Nuestro producto estrella es un alga marina (Lihtothamnium calcareum) que procede de Islandia. Esta alga calcárea deja unos sedimentos en el lecho marino que, igual que ocurre con los arrecifes de coral, sirven de soporte para que crezca en la superficie el alga viva. Una vez acondicionada para su uso en alimentación animal, se utiliza como fuente de calcio muy soluble (como buffer o tampón) evitando el exceso de acidez en el rumen o intestino de los animales.

Alga viva
Esqueleto del alga al microscopio

Además de este alga, ofrecemos una gama de productos que representan una alternativa a los antimicrobianos. Ya conocéis el problema cada vez mayor de la resistencia alcanzada por muchos de los patógenos causantes de infecciones en contra de los antibióticos. Los médicos constatan cada día que infecciones que antes podían ser controladas y erradicadas con cierta facilidad, ya no responden a las terapias estándar. La realización de operaciones quirúrgicas incluso de cirugía menor sin antibioterapia (o si ésta no funciona) no son recomendables. Si, tenemos un gran problema.

Por ello se ha elaborado una estrategia europea contra la resistencia a antimicrobianos, donde se toman medidas que competen a los sanitarios para reducir su uso y preservar para casos muy graves parte del arsenal antibiótico. Por cierto, y abro un paréntesis, últimamente en los medios se escucha mucho el término sanitario aplicado de forma exclusiva para referirse a los médicos y a las enfermeras. Quiero aprovechar para reivindicar que las otras dos “patas del trípode tradicional” en los que se apoya la sanidad son los veterinarios y farmacéuticos. A veces parece que nos olvidan…

Volviendo al tema, un error común es pensar que somos las persona o los animales los resistentes a los antibióticos y no es así, lo son las bacterias. También hay quien asocia estas resistencias con los posibles residuos de los antibióticos en los productos de origen animal que pasan a la cadena alimentaria en la carne, leche o huevos. Esto para vuestra tranquilidad está ya muy controlado, y un ejemplo concreto es el caso de la leche donde las analíticas son casi diarias. Hoy es muy difícil que se consuman antibióticos por vía alimentaria ya que si se detecta presencia en algún alimento, al ganadero pueden incluso cerrarle la granja.

Esta ley compete también a animales que no son de consumo como perros, gatos o caballos. El problema en estos animales es que estas bacterias se hagan super resistentes y que pasen por contacto a las personas y otros animales del entorno.

Fitogénicos

Junto al bienestar animal, el correcto manejo y las vacunaciones, está el uso preventivo de productos que ayuden a reducir el uso de antibióticos: los fitogénicos (de origen vegetal y con efecto principalmente antimicrobiano).

Un ejemplo de fitogénico son los taninos. En nuestro caso los taninos proceden de castaños del Piamonte italiano o del quebracho argentino (árbol de las leguminosas cuya leña se utiliza para el célebre asado argentino). Los taninos en la propia planta ya tienen una función defensiva que las protegen de bacterias y hongos. En los vertebrados, además de su papel antimicrobiano, actúan ralentizando el tránsito y son una ayuda en caso de diarreas.

Una aplicación curiosa de este producto es su uso para la reducción de «huevos sucios» que funciona de la siguiente manera: en la gallina el aparato reproductor y digestivo tienen la misma salida (la cloaca) y es por donde sale el huevo. Aprovechando el papel astringente de los taninos, se reduce la humedad de las heces y si son más secas los huevos salen más limpios. Debéis saber que los huevos sucios no se pueden comercializar ni lavar y además hay que pagar para destruirlos. Si se lavasen, el agua transportaría las bacterias a través de los poros de la cáscara contaminando el interior del huevo.

Otra ventaja del consumo de taninos por las aves es que la cama permanece más seca y por tanto con menos carga microbiana, lo que reduce de manera significativa las lesiones en sus patas.

El aceite de orégano es otro fitogénico que tenemos “en cartel”. De origen griego y elaboración tradicional, tiene varios principios activos como el timol y el carvacrol. Tiene efecto antimicrobiano por romper directamente la pared celular de algunas bacterias.

En la lista de fitogénicos está también el ácido laúrico que se obtiene del coco y es un ácido de 12 carbonos de cadena media. Actúa rompiendo la pared celular de ciertas bacterias como los estreptococos que producen la meningitis en los lechones, donde es muy efectivo.

La riqueza de todos estos principios activos está garantizada por análisis cromatográfico. En la etiqueta figuran unos mínimos, igual que ocurre con un medicamento convencional que expresa su riqueza en miligramos o ppm. Así se evita el problema que plantean muchas veces las plantas medicinales en las que la producción de principio activo puede ser caprichosa y depender del clima, condiciones del suelo o la variedad de la planta.  

Levaduras

Otros productos también ricos en sustancias antimicrobianas son los derivados de las paredes de levaduras. En la naturaleza las levaduras aún después de muertas, ayudan a la supervivencia de las que siguen vivas. Liberan una serie de moléculas activas como la D-Manosa, que se pega a los cilios de las bacterias (de coliformes y salmonelas por ejemplo) quedándose sin capacidad de movimiento; otra fracción de las paredes, los Betaglucanos secuestran las micotoxinas de los hongos; la glucosamina actúa contra ciertos parásitos unicelulares como los criptosporidios…

Todas estas moléculas, armas de una guerra biológica natural, se extraen de las paredes de levaduras por hidrolisis enzimática para aumentar su eficacia. Además, las paredes de levaduras y los taninos son prebióticos lo que favorece la implantación de una flora láctica en el intestino impidiendo que crezcan otras bacteria indeseables como colis, salmonelas, ciertos clostridios etc.

Dibujo de como la D-manosa se une a los cilios de las bacterias inmovilizándolas
Levadura

En otra entrada anterior ya os comenté que los antibióticos marcaron un hito en la medicina, y creo que fueron los fármacos que salvaron más vidas (humanas y animales). Estas sustancias que os cuento no son comparables en eficacia, pero si son una ayuda importante para reducir su uso. Además la gran mayoría no son sistémicos, si no que trabajan por contacto en el tubo digestivo y no pasan al torrente circulatorio como los antibióticos. Su uso está indicado como preventivo aportándolo en la dieta durante ciertas fases de la cría de forma sostenida en el tiempo.

Es importante decir que hasta ahora no se han detectado resistencias a estos productos y que la producción del orégano, el alga marina y los taninos es ecológica y sostenible.

Este ha sido un resumen de los productos que vendemos en mi empresa. Nuestra experiencia y conocimientos ayudan a que el producto funcione y además intentamos dar un plus de asesoramiento a nuestros clientes. Como dice un apreciado colega que lleva toda la vida dedicado al mundo de los correctores: “vendemos nuestro conocimiento, los productos los regalamos”.

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