Cuando Sting vino a mi casa o mientras clavas en mi pupila tu pupila azul

Hola Carbonian@s,

Hoy os traigo mi #carbonoticia número 17. ¿Qué importancia tiene? Digamos que soy un poco friki para los números y sí, el 17 es mi favorito. Uno de ellos en realidad, porque el otro es el 1729. La combinación de mi favorito y el día de mi cumpleaños.  —Para ser una friki de los números, que poco original— estás pensando.

Y si te cuento que mi número tiene nombre y es el número más pequeño expresable como la suma de dos cubos de dos maneras diferentes (1729 = 13 + 123 y 1729 = 93 + 103) Se conoce como Hardy-Ramanujan o número Taxi. Su origen se remonta a una visita que Godfrey Hardy hizo a Srinivasa Ramanujan, ingresado en un hospital londinense. Como no sabía de qué hablar y siendo ambos matemáticos, se le ocurrió decir que el taxi en el que había ido, tenía una matrícula poco interesante. Ramanujan replicó que de eso nada y le soltó la historia de los cubos. Más tarde se descubrió que este número tiene otras propiedades, “pero esa es otra historia y ha de ser contada en otra ocasión” como en la Historia Interminable (Ende, 1979).

Este rollo para deciros que, siendo la #carbonoticia 17 debería ser perfecta. Tendría que haberla publicado hace tres días, pero por culpa de los seis aviones y siete taxis 😉 en los que he viajado durante, el que pasará a la historia como mi viaje más accidentado (y los que me conocen saben que esto es decir mucho) no he podido hacerlo antes.

I am coming home

Pues sí, I’m coming home (Purple Disco Machine, Sophie and the Giants, 2021). Y qué ganas tenía, la verdad. Parafraseando a Elvis Presley —vuelvo a casa con la familia a la que adoro—. En casa me esperaban Pau, una de mis hijas y Leo, mi amor perruno.  

Cuando Leo dejó de saltar sobre mí y me encontré de frente con los ojos de Pau, fue como si hubiese estado jugando al escondite una semana y por fin hubiese encontrado a todos. La canción Eye of the Tiger (Survivor, 1982) resonaba en mi cabeza.

Mírame a los ojos, anda, que ahora sí voy con la carbonoticia 😉

Cuando Sting vino a mi casa

Decir que Sting vino a mi casa, quizás sea mucho decir, aunque técnicamente es cierto. El pasado agosto Sting nos regaló un conciertazo en Vigo. El día anterior, aprovechó para visitar la ciudad e ir al cine. Pues bien, el cine en cuestión está en mi edificio. ¿Cómo te quedas? ¿Vino o no a mi casa? A mi me gusta pensar que sí 😊

A lo que vamos, Gordon Matthew Thomas Sumner, mundialmente conocido como Sting, tiene unos impresionantes ojos azules. Sin embargo, su hijo, Joe Sumner, el telonero del concierto en Vigo, no parece haberlos heredado. Y digo que no parece, porque no he podido confirmarlo y tampoco me lo pareció en directo. En cualquier caso, ese concierto es la semilla de lo que hoy te contaré: cómo se hereda el color de ojos. Una semana después, estaba sacando o pidiendo fotos de los ojos de mi familia (con su permiso, claro).

Tres generaciones de ojos. ¿Menudos ojazos, eh?
El azul viene por via materna. Mi abuela paterna tenía los ojos grises, como yo.

Un pequeño guisante, bonito y azul, era la tierra (Neil Armstrong)

Eye in the Sky (The Alan Parsons Project), Neil Armstrong no podía dejar de mirar la tierra desde el espacio Can’t Take My Eyes Off You (Frankie Valli, 1967). Suyo es el título de esta sección, que me sirve para introducir otros guisantes. Los de la especie Pisum sativum,utilizados por Mendel (1822- 1884) para hacer cruzamientos. Padre de la genética, fraile agustino, doctorado en Matemáticas y Ciencias en Viena. Con los resultados obtenidos en 8 años de experimentos, formuló las tres leyes de la herencia o Leyes de Mendel.

Para el tema que nos ocupa te recordaré la primera ley. Dice así “Cuando se cruzan dos individuos de raza pura, los híbridos resultantes son todos iguales”. Lo que Mendel llamaba razas puras eran los individuos homocigóticos para el carácter que estudiase, ósea con los dos alelos iguales (uno de cada progenitor). Si uno de ellos es dominante (AA) y el otro es recesivo (aa), la descendencia será todo Aa. Al ser la A mayúscula dominante, todos los hijos tendrán el fenotipo (apariencia) de la raza pura dominante.

En el instituto nos explicaban la herencia del color de ojos basándose en esto, el color de ojos marrón es dominante sobre el azul. Es decir, marrón=A y azul=a. Dos padres con los ojos marrones (AA o Aa) podrían tener hijos con ojos azules (si ambos son Aa), pero al revés es imposible. Esta simplificación de los hechos provocaba, en ocasiones, algún que otro disgusto o suspicacia. Así que vamos por partes.

Mientras clavas en mi pupila tu pupila azul

El color de los ojos, piel y pelo está determinado por la melanina (eumelanina (marrón parduzco) o feomelanina (rojo amarillento) producida en los melanocitos. En los ojos, depende también de la distribución de la melanina en el iris. Los ojos oscuros tienen mucha eumelanina y los azules poca.  

Hoy en día se sabe que el color de ojos es un carácter poligénico. Es decir, son varios los genes que influyen en él. Para darle más vidilla a la cosa se han identificado diversas variantes o SNPs (Polimorfismos de un único nucleótido) en estos genes. Varios estudios demuestran que es posible predecir la mayoría de colores con bastante acierto en base a los SNPs, aunque todavía no se han identificado los responsables de los colores gris y ámbar. Los famosos Ojos de Gata de Los Secretos.

Hay tantos matices en el color como canciones dedicadas a ellos, desde Brown Eyed Girl de Van Morrison, Aquellos ojos verdes de Nat King Cole, Pale Blue Eyes de Lou Reed, Green Eyes de Coldplay y los míos, que son del color menos frecuente, como canta Travis en My eyes.

Como diría Pazos en Airbag —Carmiña, lo dejo que esto es muy estresante—. En mi caso, no es estrés. Llevo un rato ya mirando la pantalla y toca descansar los ojos ¡Nos vemos en la próxima!

Y recuerda #SinCienciaNoHayFuturo

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